POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Tal y como publiqué en la pasada ‘Revista de Feria y Fiestas Patronales’ de 2018, Alberto Pirrongelli, a comienzos de octubre, se subió al andamio colocado en el paramento (4,85 x 3,43 metros) que hay entre la primera y segunda planta del Teatro Nuevo Calderón para pintar dos murales históricos con la temática de la Plaza de Abastos que el tiempo se llevó.
Alberto vivió diez años en Montijo (años cuarenta-cincuenta del pasado siglo) y siente pasión y amor por nuestro pueblo. Fue alumno de don Ramón Leal y de la Academia de Pitarque.
Marchó a Don Benito y luego a Madrid donde triunfó pintando carteleras para los mejores cines de la capital de España (Callao, Gran Vía y Fuencarral).
Tiene infinidad de trampantojos (pinturas que tratan de engañar nuestro ojo con escenas que parecen reales porque son continuación del entorno, usando las tres dimensiones para parecer que son verdad). Sus trampantojos pueden verse en la plaza de Puerta Cerrada, la calesa de la calle de la Montera, la verbena de la carrera de San Francisco, una peluquería en San Bernardo…
Es en la localidad de Navalcarnero (Madrid) donde Alberto ha dejado una ‘Ruta del trampantojo’ que conserva para la admiración de los visitantes.
Ciertamente, son espectaculares, bien pensados, bien trazados, bien hechos. El de ‘Piensos Alonso’, en la plaza del Calvario derrocha arte en plenitud. Y así los Segadores, la Vendimia, Museo del Vino, Baile regional, Casa de vecinos, Centenario… y tantos para la contemplación y el disfrute.
En la ermita de Santa Águeda de Navalcarnero, Alberto Pirrongelli ha dejado la impronta de su pintura más clásica basada en la inspiración de grandes maestros junto con composiciones propias.
En la iglesia de San Pedro, la considerada capilla sixtina de Navalcarnero, centenares de personajes pueblan las escenas representadas. Destacando la cúpula que muestra la Gloria y la Santísima Trinidad. Alberto Pirrongelli, igual que en la de Santa Águeda, se inspiró en obras de grandes pintores.
Los murales del Teatro de Montijo
Pirrongelli muestra una alegoría, en la parte superior, en el primer mural del Teatro Nuevo Calderón, a Terpsícore de la que se dice que era la musa de la danza y el canto coral en la mitología griega; una de las nueve musas que cita Hesíodo, que vivían en el monte Helicón.
Su nombre, al parecer, se traduce como la que goza al bailar. Algunas versiones le atribuyen ser la madre de las sirenas. En clara alusión a las artes que se representan y escenifican en nuestro teatro, para luego reproducir una vista desde la ‘Plaza de las Cocheras’, con el monumento por excelencia de Montijo: la iglesia de San Pedro Apóstol (s. XV-XVII), que fue el paisaje urbano que hubo antes de construirse la Plaza de Abastos, colocando en primer plano algunos de los oficios de aquellos tiempos.
Alberto Pirrongelli pintará, en el segundo mural, en su parte superior a los padres de la agricultura, presididos por la diosa Ceres, derramando desde un cuerno de la abundancia la fachada exterior e interior de la Plaza de Abastos, en el que se verán los puestos y las personas que un día el tiempo se llevó, ahora rescatados por este artista. Enhorabuena, Alberto. Enhorabuena, maestro.
Enhorabuena, amigo.