POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE
Los nuevos alcaldes de cinco municipios madrileños, engendrados por los efectos colaterales de la Operación Púnica, lo serán sólo por siete meses, lo que queda de legislatura municipal. Son por lo tanto, alcaldes sietemesinos, que se hacen cargo de sus ayuntamientos en difícil situación; se enfrentan a un final de mandato lleno de complicaciones y tienen que gobernar en tiempos revueltos. A ellos les corresponde llevar las riendas del consistorio, pero al mismo tiempo, regenerar la vida política dentro de esos consistorios y devolver la confianza a los ciudadanos. Sus antecesores, unos en prisión y otros en libertad bajo fianza, han pasado de ser los “jefes”, a convertirse en las “amistades peligrosas”, y esto es un hándicap añadido a las dificultades de la gestión diaria. La Operación Púnica, ha dejado algunos muertos políticos y muchos heridos en el camino, incluso dentro de los propios partidos, provocando situaciones como la que se produjo con motivo de la elección de la nueva alcaldesa de Parla, síntoma evidente de fractura interna.
Los nuevos alcaldes del PP han pasado por un examen de actitud y aptitud en Génova, y lo superaron. En el test de estrés al que fueron sometidos para medir sus capacidades, sólo les faltó que les preguntaran: ¿Tiene intención de meter la mano en los fondos públicos? ¿Tiene usted precio? ¿Promete no prevaricar de pensamiento, palabra y obra? Supongo que responderían que no meterán la mano, que no tienen precio y que prometen no prevaricar. Lo mismo que hubieran respondido en su día los ahora imputados en la Púnica. Una forma de evitar situaciones de alto riesgo, sería el nombramiento directo de alcalde al candidato más votado.
Fuente: http://gentedigital.es/