POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ignoro si los jóvenes (y no tan jóvenes) asturianos de hoy saben quién fue don Alejandro Rodríguez Álvarez (1903-1965), un asturiano de Besullo (Cangas del Narcea), profesor, dramaturgo y personaje importante de las letras españolas.
.- ¡Meca , no! , dirán algunos preguntando sin rubor ¿en qué equipo jugaba, en el Canicas? , confundiendo a Cangas del Narcea con Cangas de Onís.
Probablemente habrá quien tímidamente susurre: «Esi don Alejandro Fernández, ¿será el Alejandro Casona, el que escribió LA DAMA DEL ALBA y que una vez representamos en el Instituto?
.- ¡Efectivamente!
Y autor también de LOS ÁRBOLES MUEREN DE PIE, para mi gusto una obra mucho más emotiva que LA DAMA DEL ALBA.
En ella, Mauricio, uno de los personajes protagonistas, cuenta ante la sorpresa de Isabel, otra protagonista, como se disfrazaba de fantasma en la noche de los sábados y se «aparecía en un viejo caserón de uno de los barrios de su ciudad «.
Las gentes del vecindario, asustadas, decían que si eran alucinaciones, que si espíritus que anunciaban malos presagios, que si almas en pena…
Y explicaba Mauricio a Isabel: «En pena, pero ¡de almas! Un barrio de comerciantes, donde nunca se había hablado más que de números, estuvo tres meses hablando de almas.
Ahí tiene el ramalazo del misterio».
Pues, amigos seguidores de «Les Histories de Fidalgo», eso es lo que logró el Sr Casado con su discurso electoral en Asturias.
Desde que, medio en broma-medio en serio, comenté el sucedido en mi página, he sumado más de 10000 (¡diez mil!) lectores para hablar de FRIXUELOS o como lo quieran decir.
No sé si el Sr Casado conseguirá votos para su partido, pero que hablemos de fayueles (con pasión y sin acritud, que decía don Felipe PSOE), puede estar seguro.
Otro ramalazo del misterio.
Y si ayer comentábamos las diferencias entre los tres tipos más frecuentes de frisuelos o fayueles de Asturias, hoy vamos a dedicar nuestros recuerdos, ahora que estamos en días de matanza, a las FILLOAS DE SANGRE, o de «sangue», como dicen los gallegos.
Estas filloas, muy tradicionales en Galicia, también tienen presencia en comarcas asturianas limitrófes o cercanas con «nuestros primos hermanos».
Don Álvaro Cunqueiro en A COCIÑA GALEGA (Galaxia. Vigo 1983) se expresa así respecto a esta dulcería: «Hai filloas de fariña e hai as filloas de sangue, que xa feito o amoado, bótaselle un caciño de sangue de porco. Non deben ser moi escuras. Eu dixe una vez, algo pedante, que debían ter solamente aquel tostado dos rostros das donas que pintou o señor Piero della Francesca, da raiña de Saña, axeonllada dediante de Salomón, que a mira goloso.
Un leve ocre, un tostado, unha pel de mociña nas praias do verán e ren mais».
Estamos en fríos de invierno y en días de matanza. Pues a preparar unas FILLOAS DE SANGRE al modo asturgallego.
Mezclen, revolviendo suavemente y de continuo hasta homogenizar, medio litro abundante de leche entera, 4 huevos de aldea, sobre 250 g de harina de trigo, un poco de ralladura de piel de limón, un poco de levadura, una «sospecha» de sal y un vaso mediano de sangre de cerdo.
Tras un reposo de una hora escasa se toman pequeñas garcilladas de esta mezcla y con ellas, una a una, se forman las filloas (fayueles), muy finas, que fríen en una sartén engrasada con aceite de oliva o frotando con un trozo de tocino fresco.
Se sirven con un espolvoreo de azúcar o con un ligero baño de miel.
Hay quienes gustan de mezclar el azúcar con un poco de canela molida.
Como temo que algunos de ustedes me digan que en Asturias son desconocidas las «filloas de sangre», les transcribo la receta que nos brinda MARIA TERESA LOPEZ GARCÍA en su libro DENDE A LLAREIRA CON SEÑARDÁ (Cocina de Bual y del occidente asturianu):
FIYOLAS
Fer úa pasta fina y solta, col lleite, el sangre, a fariña, los ovos y por último echar el sal.
Fer igual que os cereixolos. Hai recetas pa todos os gustos, dende quen los fai solo con sangre y nun yes bota lleite, hasta quen los fai sin ningún ovo. Aunque se faigan con ovo, acostumbran a llevar menos qu´os cereixolos, si s´echan muitos, quedan duras.
¿Convencidos?