POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Los contactos entre dirigentes españoles y lusos podemos considerarlos como una especie de presentación de una obra que con un poco de suerte llegue lejos y consiga terminar con este triste y largo calvario de separación, de quienes somos hijos y fruto de un árbol común, hoy separados.
Creo que es fácil entender que no se trata de una cuestión de vecindad, se trata de seguir una estela, en este caso cultural y hasta económica que tuvo su primera manifestación en el reparto del mundo y cuajó el 12 de octubre de 1492.
Esta larga tragicomedia histórica que comienza desde el Tratado de Alcañices y podemos recordar desde Aljubarrota a Toro, siguiendo por la cuestión de los Felipes con ese recordado 1640 y sin más y con las tormentas y nieblas propias del momento, en ese mítico 1850, en el que Sinibaldo de Mas inicia el movimiento Iberista, con esa curiosa coincidencia, auténticas curiosidades históricas que también cuentan, llegamos hasta nuestros días después de ese largo recorrido de notas, referencias de historiadores y pensadores de ambos lados, siempre ignorados y pocas veces tenidos en cuenta, con esa claridad del que ve muy por delante del futuro, la línea del horizonte que parece esconderse tras el muro de la cercada cortina que constituye todo su dominio y su territorio.
A lo largo de este largo calvario de tensiones y separación, no han dejado de sentirse con más o menos fuerza e intensidad las filtraciones, como es natural interesadas, de esas corrientes del Norte Anglofrancogermanas que tanto han pesado en este caso concreto de esta cuestión familiar Ibérica.
Cada vez que una de nuestras autoridades cruza la geografía para acercar y unir dos pueblos como hace nada ha hecho nuestro presidente de la Diputación que cruzó el Manzanas para enlazar Villarino con Petisqueira, hay fiesta en toda la historia de los dos hermanos y esto en este momento del viejo continente comienza a adquirir una dimensión nueva, si tenemos en cuenta que delante de la avanzadilla de Canarias y Azores están esperando y nada digamos el día que en ese gran motor del mundo en cuyo parlamento ya se ha escuchado la lengua de Cervantes, nada digamos cuando esa guardada celosamente en un silencioso santuario al Norte del río Grande sea quien dirija esa nave y desde el Estrecho de Verín, hasta el de Magallanes, tendrá puestos los ojos y sin duda la mente y el corazón en estas tierras con auténtico santuario histórico convertido en auténtico relicario…
En este momento sobre los dos presidentes pesa la enorme responsabilidad de adecentar los caminos, los senderos y veredas y en último caso hasta los atajos para ese futuro que sin duda y sin malos entendidos ha comenzado.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/