ALMADÉN, LAS VIRTUDES Y LAS NIEVES, TRES JOYAS DE LA ARQUITECTURA TAURINA EN CIUDAD REAL
Mar 22 2020

ARCADIO CALVO GÓMEZ, CRONISTA OFICIAL DE ALMAGRO, SEÑALA QUE GODOY REDACTÓ UN REAL ORDEN CON EL FIN DE DEMOLER LAS ERMITAS CARENTES DE CULTO SITUADAS EN EL CAMPO

Callejón lateral en la plaza de Las Virtudes. / Foto JCS

Tal y como publicamos el pasado 25 de febrero la provincia de Ciudad Real es la segunda de España en cuanto a número de corridas de toros a pie celebradas en 2019. No es poca cosa, ya que tan solo es superada, lógicamente, por la comunidad de Madrid, que cuenta, entre otras muchas ferias de relieve, con el serial de San Isidro, que por sí solo alberga cerca de una treintena de este tipo de festejos.

Sin embargo la provincia manchega posee muchos otros aspectos relevantes relacionados con la Tauromaquia; ganaderías, toreros (matadores de toros, novilleros con y sin picadores, banderilleros, picadores, cuadras de caballos, empresarios), peñas taurinas… Pero hoy nos centraremos en la riqueza y peculiaridad arquitectónica de varios de los cosos taurinos ciudarrealeños, con las plazas de Las Virtudes (en Santa Cruz de Mudela), Almadén y el santuario de Las Nieves (en Almagro) como más representativas; tres cosos antiquísimos (dos de ellos al amparo del culto religioso como son los de Las Nieves de Almagro y Las Virtudes) que aúnan dilatado recorrido histórico además de belleza como edificaciones singulares.

Almadén

Según recoge la página web del ayuntamiento de Almadén y otras publicaciones impresas y digitales, la construcción de la plaza de toros de Almadén está íntimamente vinculada a la del Real Hospital de Mineros de San Rafael.

El coso hexagonal de Almadén en un plano cenital.

A principios de agosto de 1752, el superintendente de las minas, cuyo nombre no tiene mayor relevancia en el presente texto, ante las frecuentes epidemias y la alta mortandad de la población y de los forzados que trabajaban en las minas, propuso la fundación del citado Real Hospital, un hecho benéfico que se encuentra en el origen de la celebración de espectáculos taurinos en todos lares, junto con la celebración de eventos de especial significación, como eran, por ejemplo, coronaciones, bodas reales o visitas de mandatarios extranjeros a España.

Imagen del antiguo estado del coso de Almadén. / Foto Ismael Mansilla.

Estas epidemias estaban motivadas, entre otras causas, por la falta de viviendas para albergar a los temporeros que trabajaban en las minas. Este hecho provocó la construcción de 24 viviendas que conformaban -y conforman- una peculiar plaza hexagonal, y que tenían una doble finalidad: evitar el hacinamiento de vecinos en las casas de la localidad – 4 o 5 familias por casa –, lo que aumentaba el riesgo de epidemias, al igual que aportar, con el alquiler de las mismas, dinero para la construcción del Hospital de Mineros.

Día de toros en Almadén. / Foto JCS

Las 24 viviendas, a su vez, conformaban una plaza para la celebración de festejos taurinos y era lugar de reunión para la población en general, con una capacidad de unas 4.000 personas, dedicándose igualmente los ingresos obtenidos en dichos festejos a la construcción del Real Hospital.

Para la ubicación de la plaza de toros o “Plaza Nueva” fue elegido el lugar más llano e idóneo, el sitio de la Cruz de Hierro, en las eras del camino de la Villa Real (actualmente Ciudad Real).

Construida la “Plaza Nueva” se establece la realización de un mínimo de seis festejos anuales, con cinco o seis toros cada uno, con el fin de obtener ingresos para la construcción del hospital.

Vista parcial del ruedo y los singulares tendidos de Almadén. / Foto Jacinto Sánchez

El 4 de abril de 1753 estaban ultimadas todas las paredes interiores y exteriores hasta el primer piso con el fin de celebrar los primeros festejos. Las obras de la plaza finalizaron totalmente en 1765. Posiblemente los primeros festejos realizados en la Plaza Nueva son los referidos a octubre de 1752, cuando se lidiaron 21 toros entre los días 19, 21 y 23 de dicho mes.

Las antiguas viviendas se sitúan en dos plantas rodeando el coso, que está formado a su vez por dos galerías en altura, la inferior construida en arquería encalada y la superior por pies derechos, zapatas y tirantes de madera. Finalizada su rehabilitación en el año 2003, y reinaugurada en 2004 con un cartel conformado por Luis Francisco Esplá, Dávila Miura y Antón Cortés, con toros de Mari Carmen Camacho. En la actualidad se celebran festejos taurinos a finales del mes de julio, y alberga también el Museo Taurino (con Joaquín Muñoz a su cuidado), sala de exposiciones, Oficina de Turismo, restaurante y hotel.

Imagen de la tarde de reinauguración de 2004, / Foto Jacinto Sánchez

En la cuidada restauración culminada en 2003 se ha conservado fielmente la estructura original, las características constructivas y la tipología de los materiales.

Cabe destacar que el torero que más paseíllos ha trenzado en la plaza de toros de Almadén –fueron 23 las ocasiones- ha sido el recordado Teodoro Muñoz, fallecido en 2010; almadenense, para más señas.

Imagen del Museo Taurino de Almadén. / Foto Noelia Muñoz

Las Virtudes

La plaza de toros de las Virtudes es un coso cuadrado situado en el término municipal de la localidad de Santa Cruz de Mudela, a cerca de diez kilómetros (por carretera) de la citada localidad manchega. Según una fecha que aparece en el dintel de la Casa de la Despensa que da acceso al palco presidencial y otras dependencias de la plaza de toros, ésta fue construida en el año 1641.

Puerta que da acceso a la Casa de la Despensa. / Foto JCS

Este conjunto ermita-plaza de toros, tan usual en toda España por otra parte, fue declarado Monumento Histórico Artístico en el año 1981, y desde 2001 forma parte de la Unión de Plazas de Toros Históricas junto a otros cosos taurinos en toda la península, incluido el de Almadén.

El coso taurino del santuario de Las Virtudes. / Foto JCS

Según cuenta la tradición, la Virgen se apareció al pastor Juan Domínguez un día de 1330 en el paraje donde, un siglo más tarde más tarde, se edificó una primitiva ermita, a la que posteriormente se agregaron distintos aposentos y adiciones arquitectónicas, entre las que se cuenta también la Casa de la Despensa.

Pilares de piedra sujetan la galería superior. / Foto JCS

La plaza de toros tiene la peculiaridad de ser cuadrada, si bien –como indica Segundo Cavanillas en su obra de referencia sobre los cosos taurinos ciudarrealeños “Las plazas de toros de la provincia de Ciudad Real”- la barrera se curva levemente en los vértices internos para eludir el ángulo vivo. También ensalza su estampa con una galería porticada al estilo de la plaza mayor de Almagro y su precioso Corral de Comedias. De hecho, según algunos autores, el coso taurino también fue palenque ocasional de actuaciones teatrales y de titiriteros.

Un enclave tan longevo ha sido escenario de distintas anécdotas. El ya citado Segundo Cavanillas incluye en su obra aquella que señala como protagonista a Rafael Molina “Lagartijo” (1841-1900), el cual recibió una grave cornada en este coso y se vio en la tesitura de tener que permanecer en una de las dependencias de la Casa de la Despensa durante dos semanas (concretamente la estancia situada a la derecha de la puerta de entrada), hasta que se pudo recobrar lo suficiente para tomar otros derroteros y culminar su recuperación.

Habitación en la Casa de la Despensa donde se recuperó Lagartijo. / Foto JCS

También Antonio Bienvenida vivió un episodio entre curioso y peligroso, ya que se vio en la tesitura de, mientras se enfrentaba a la res correspondiente, tener que sortear la embestida de un segundo novillo que saltó al ruedo por un descuido –al parecer de índole etílica- de los torileros de aquel festejo, que a la sazón era un festival a beneficio de la Hermandad de Nuestra Señora de Las Virtudes. En gratitud por no sufrir percance, Bienvenida regaló un manto a la Virgen, en una doble muestra de solidaridad y generosidad que siempre ha caracterizado al estamento taurino; ahí están los incontables festejos de toda clase que cada año se celebran en los recintos taurinos para dar fe de ello.

Un toro arrancándose a un burladero. / Foto Jacinto Sánchez

Dos son las fechas en las que, tradicionalmente, se celebran festejos taurinos en el coso de Las Virtudes: el 24 de abril por San Marcos, y el 8 de septiembre, festividad de la Virgen. Los últimos años este precioso recinto taurino ha sido escenario de festejos de todo tipo, en los que ha destacado la figura de Emilio Huertas, matador de toros de Santa Cruz de Mudela que tomó la alternativa en 2013 en Manzanares, habiendo hecho el paseíllo en Las Virtudes como becerrista, novillero con y sin picadores y, por supuesto, como matador de toros, con importantes triunfos, hasta que decidiera aparcar –no sabemos si definitivamente- su vocación taurina en 2018.

Las Nieves

A 8 kilómetros de Almagro, tomando la carretera CM-4124, se encuentra el paraje en el que se erige el sereno santuario de Nuestra Señora de las Nieves, cuya plaza de toros responde a la tipología de recintos taurinos asociados a santuarios.

Vista aérea del Santuario de Las virtudes. / Foto lacasadelrector.com

Su construcción, sobre la que daremos detalles más adelante, concluyó en 1792, si bien su inauguración tuvo lugar tres años más tarde. Es de planta poligonal de doce lados irregulares y establece la unión entre la iglesia y el cortijo. Desgraciadamente, y como tantos otros inmuebles, la plaza quedó gravemente dañada durante la Guerra Civil española.

Exterior del Santuario de Las Nieves de Almagro.

Antes de tal contienda el ruedo estaba rodeado por columnas de piedra que sustentaban zapatas sobre las que apoyaba el segundo corredor, cubierto por un tejado sobre pies derechos con balaustrada de madera que lucía las mismas características a la existente en el Corral de Comedias de Almagro, el cual, como podemos comprobar, sirvió de modelo tanto a este coso como al de Las Virtudes. Se trata de una plaza de forma irregular adosada a uno de los lados de las construcciones del conjunto de culto religioso.

Arcadio Calvo Gómez, cronista oficial de la ciudad de Almagro, señala que Godoy redactó un Real Orden con el fin de demoler las ermitas carentes de culto situadas en el campo, caso que no se daba en el Santuario de las Nieves. “Esta ermita es majestuosa y decentísima, fue costeada a expensas del Excmo. Señor Marqués de Santa Cruz, Álvaro de Bazán, siguiendo esta ilustre Casa con el Patronato de ella pagando tres capellanes que con una suficiente congrua celebran misa en ella todos domingos y días festivos, y en las festividades de Nuestra Señora concurren todos tres a cantarle con toda solemnidad. Tiene órgano, ornamentos y vasos sagrados muy decentes, y un sacristán que cuida de su limpieza y aseo, sin que falte lámpara encendida de día y de noche.”

Aspecto de la barrera y tendidos en día de festejo. / Foto Jacinto Sánchez

En cuanto a la plaza de toros, fue levantada por los devotos de Almagro, iniciándose las obras en 1761. Ocho años más tarde los almagreños aportaron para la obra dieciséis carros de tirantes de madera. En el año de 1771 ya se organizaron “función de toros y capeos”, aunque el recinto taurino no estaría terminado hasta 1773.

Dos criterios llevaron la Diputación de Nuestra Señora para construir la plaza de toros: celebrar festejos taurinos “para mayor culto y magnificencia… y a la vez que sirviese de abrigo y acoxida a las muchas gentes que de los pueblos inmediatos acuden llenos de ternura y devoción a visitar a la Señora en todos los días del año, así como en su festividad…”. De nuevo religiosidad y toros intensamente ligados.

Ventana por la que asomaban a la Virgen de Las Nieves los días de festejo, con el escudo de Álvaro de Bazán coronando. / Foto Francisco Ruiz

En 1832, concretamente el 27 de agosto, el picador Cristóbal Ruiz, de la cuadrilla del aristócrata cordobés Rafael Pérez de Guzmán el Bueno –ahí es nada- encontró el fin de sus –supuestos- 82 años al resultar desnucado por la acción del toro Morito, de la ganadería de Bringas, radicada en Villarrubia de los Ojos.

Festejo en Las Nieves el 13 de mayo de 2012. / Foto Jacinto Sánchez

Para concluir diremos que, incluso sin ser aficionado a los toros, algo que es tan legítimo como serlo, la visita a estos enclaves se hace harto recomendable. De hecho dos de estos cosos, el de Las Virtudes y el de Almadén, están abiertos al público, dándonos oportunidad para hacer turismo y conocer estas edificaciones, además del precioso paraje que las rodea.

Fuente: https://www.lanzadigital.com/ – Julio César Sánchez

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