POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)

“La Valkiria” dura cinco horas y las butacas del Campoamor carecen de ergonomía bastante para mi afición, de conciertos multitudinarios y carrozas no soy y de chiringuitos menos, así que me fui al Bombé a charlar con quien se sentara al lado: “-¿En que trabajas? -Soy inventor: la rueda, la radio, la penicilina… -¡Eso es mentira! -Te lo dije, todo lo invento”. “-Soy García, de Homicidios. -¿Qué ha pasado? –Asesinaron a un varón de 38 años; su madre le ha dado seis puñaladas por pisar lo fregao. -¿Han detenido a la madre? -No, estamos esperando que seque el suelo”. “-¿Es aquí el examen de jardinería? –No, se ha confundido de planta. -¡Puf, qué mal empezamos!”. “-Soy emprendedor, altruista, responsable… -Ha dibujado una polla en el currículum. -¡Ah!, también pinto”. “-Tiene que dejar de masturbarse. -¿Dejar de masturbarme, doctor?, ¿por cuánto tiempo? -Por lo menos hasta que salga de la consulta”.

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