POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDA (ASTURIAS).
Según el padrón llevado a cabo en el concejo de Parres en el año 1840 el número de habitantes era de 6.750 almas, prácticamente los mismos que sesenta años después, dado que en 1900 había 6.988, pero en 1920 llegaron al récord de 10.364.
En 1950 había registrados 8.219 habitantes, que en 1970 habían descendido a 6.717.
En la actualidad rondamos los 5.300 habitantes.
Siempre se anotan en los padrones el número de almas y el de vecinos. Así, en 1840 se dice que había 6.750 almas y 1.647 vecinos.
Se consideraban vecinos todos aquellos varones que eran cabeza de familia, mientras el campo numérico de las almas expresaba la suma de personas que vivían en el mismo hogar, normalmente el matrimonio y los hijos, pero en algunas ocasiones hay que añadir a la familia básica hermanos, suegros, sobrinos, criados, etc.
Establecer un coeficiente multiplicador para convertir vecinos en almas ha sido un tema siempre controvertido, dependiendo muchas veces del lugar, la época y la estructura familiar. Lo más frecuente era multiplicar el número de vecinos (a veces contabilizados como hogares o familias enteras) por tres o por cuatro para saber el número de almas. Hay que tener en cuenta, además, los casos especiales de viudas, clérigos, célibes y nobles, entre otros.
Eran abundantes en el concejo las familias numerosas y -exactamente en el citado 1840- la más numerosa de todas era la compuesta por Rafael Vega, de 48 años (retirado) y su mujer Francisca Pérez, de 38, con diez hijos: José, de 21(en el servicio de armas); Águeda, de 19; Gonzalo, de 18; Clemente, de 16; María, de 14; Antonio, de 12; Fernando, de 10; Francisca, de 8; Pedro, de 7 y Vicenta, de 4.
La parroquia de Parres de mayor población en 1840 era Viabaño (Romillo, Granda de Arriba, Granda de Abajo, Collado y El Otero, Prunales, Arobes y Llerandi, con 1.164 almas, y 325 vecinos, (esta última parroquia de Llerandi se independizaría de Viabaño cincuenta y dos años después, en 1892).
Le siguen Sto. Tomás de Collía con 936 residentes (170 vecinos) y los Montes de Sebares con 792, de ellos eran vecinos 223.
Soto Las Dueñas (así citado) con Llames, Carúa y Fresnidiello contaban con 782 almas (223 vecinos).
La actual Parroquia de San Martín figura en estos archivos específicamente de la siguiente forma: Cuadroveña 182 almas, Las Arriondas 175 almas, Castañeda -así citada- 112, Santianes y El Terrón 76. Total de la parroquia: 545 almas y 117 vecinos.
La Parroquia de San Juan de Parres tenía 496 almas y 167 vecinos.
La de San Pedro de Villanueva (con Sobrepiedra, La Vega, Romillín y Arenas: 442 almas y 117 vecinos.
Parroquia de Cayarga: Sinariega, 130; Fuentes, 114; Tresmonte, 89; Mesariegos, 73;
Total: 406 almas (86 vecinos).
La Huera de Dego contaba con 395 almas y 94 vecinos.
La parroquia de Nevares sumaba 310 almas y 51 vecinos).
La de Cofiño: 297 almas y 73 vecinos).
La parroquia de Castiello tenía 271 almas y 22 vecinos.
Fíos acogía a 212 almas con 42 vecinos).
Pendás albergaba a 181 almas y su filial de Bode a 162, con un total de 343 almas y 77 vecinos.
Toraño contaba con 142 almas y 33 vecinos.
En 1840 faltaban aún cuarenta y seis años para que se crease propiamente San Pedro de Dego como parroquia parraguesa -con Avalle, Collado de Andrín y Santianes de Tornín- puesto que jurisdiccionalmente pertenecían a Parres, pero dependían de Santa María de Cangas de Onís.
Curiosos eran algunos de los apellidos registrados, tales como: Loco, de la Puente, Sobaco, de la Hera, de la Nozaleda, Sotura, Cutre, Piramuelle, Ynoyos, Casín, Zorbia, Caravera, Obaño, Suervín, hoy generalmente desaparecidos, aunque lo habitual eran los apellidos que, actualmente, siguen siendo muy frecuentes, como es el caso de: Cortés, Longo, Llerandi, Noriega, Tarapiella, Tejuca, Quesada, Fondón, Teleña, Abego y cientos más.
En 1834 los archivos estaban en total abandono y deterioro, hasta que llegó el secretario José Antonio del Valle (que lo sería después durante muchos años).
No se utilizaba por nadie otro topónimo que no fuese Las Arriondas (excepto por este mismo secretario, quien utilizó en todas sus actas Las Arreondas, entre 1836 y 1839).
Y, después, siguió utilizándose Las Arriondas durante setenta años más, hasta comienzos del siglo XX.
Otros alcaldes, entre 1835 y 1845 fueron Felipe Miyares, Alejo González, Fernando González, Manuel Miyares, Manuel Fondón, Francisco Amor y Ramón Inocencio del Valle. Más o menos uno por año.
Ya en 1835 el Ayuntamiento había solicitado al Gobernador el traslado del mercado semanal de los sábados desde Llames de Parres a la Villa, capital del concejo, por estar intransitables aquellos caminos, pero los vecinos de Las Arriondas tuvieron que esperar algunos años más hasta conseguirlo.
Al inicio de cada año se nombraban celadores de montes en cada parroquia, así como un inspector general de puentes y caminos, con un capataz en cada parroquia.
Entretanto, ya en 1845, se buscaba sitio apropiado para colocar la barca de Arobes, pues el que había era muy peligroso; el cirujano don José Blanco percibía 100 ducados por asistir a los enfermos pobres del concejo (“y si no lo hace que se le descuenten 20 ducados por cada uno que no visite…”).
Terminamos hoy buscando a uno que había sido concejal y que -el día 12 de septiembre de 1845- robó parte de la piedra labrada del antiguo ayuntamiento de Cuadroveña y se la llevó para su uso privado, según la acertada denuncia de los propios vecinos del pueblo, el cual fue capital del concejo de Parres durante más de dos siglos y medio.
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