POR PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ATURIAS)

Os recomiendo: «Historias de Bermeón», de Jesús Álvarez Arango; una obra inteligente, divertida, ágil, escrita con humor, nostálgica, de iniciación, picaresca y realista, más que mágica, y hasta folclórica, en el estricto sentido, porque pone en danza tradiciones, leyendas, creencias, costumbres y dichos populares ajenos a los tópicos astures y a su vez entrañablemente pravianos.

En la película Memorias de África, en una velada nocturna, dice Berkeley Cole (Michael Kitchen) a su amiga Karen Blixen (Meryl Streep) que cuando los descubridores llegaban al límite del mundo advertían en sus mapas que más allá había dragones. Pues bien, Jesús, en esta cáscara de nuez, en estas estampas de Bermeón descubre dragones sin salir más allá de las Luiñas, nuestro Finisterre praviano.

En Historias de Bermeón, Jesus cuenta la historia mejor que Plinio el Viejo y mejor que esos revisionistas de medio pelo, políticamente correctos, falsos historiadores, que juzgan con la conciencia de hoy las cosas que se hicieron con la conciencia de ayer. Decía Sánchez Ferlosio, en Industrias y andanzas de Alfanhui, que “las mismas cosas tienen en distintos días distinto modos de acontecer, y lo que ocurrió bajo la lluvia sólo bajo la lluvia puede ser contado”. Jesús describe sus personajes bajo la lluvia, o mejor dicho, contra el viento, el vendaval, el viento del valle, en su sentido estricto; añadiría yo que cuenta la historia desde la conciencia de Celsín, desde la manera de ver y de sentir de un adolescente cultivado, inquieto y enamorado de su terruño,

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