POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA. CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
La situación social, cultural y económica, en la primera mitad del siglo XX, era tan precaria ¿Y la de ahora, octubre de 2011?, que las personas se las tenían que ingeniar para subsistir. En un gran porcentaje de familias se carecía de lo más elemental para poder alimentarse y vestirse. Como consecuencia, los ciudadanos uleanos, estaban desnutridos y faltos de las mínimas condiciones higiénico-sanitarias, para poder desarrollarse con las debidas garantías.
El resultado era nefasto ya que proliferaban las enfermedades infecto-contagiosas y, como consecuencia, el aumento de la morbi-mortalidad de la población, quedando, esta, muy diezmada.
Los ciudadanos se las ingeniaban como podían; pero ¿A qué precio? Sí, pagaban con su salud y, a veces más de las deseadas, con su dignidad. Algunas personas eran ridiculizadas y humilladas, porque pedían un trozo de pan, algunas ropas, la mayoría de las veces usadas y desechadas y, un calzado con agujeros en la planta.
Las mujeres, recién paridas, eran solicitadas para que dieran de mamar a los hijos de las mujeres, de mayor alcurnia, que “aunque portaban unos senos muy aparentes, no tenían teta”; no podían alimentar a sus hijos con leche materna.
Una mujer de ‘La Garapacho’, cuyo nombre omito deliberadamente intervino, como intermediaria, entre las recién paridas, de todos los estratos sociales y económicos, surgiendo mujeres dadoras y madres de niños receptores que, mediante acuerdos económicos la mayoría de las veces pagaban con alimentos y ropas.
“Surgió una asociación de mujeres lactantes, que se les llamó Nodrizas o Amas de Cría” y como amamantaban a dos niños a la vez el propio y el arrendado, apareció un grupo, bastante numeroso, que se llamó, “Hermanos de Leche”.
Muchos de ellos, no llegaron a enterarse pero los que lo supieron, cuando eran mayores, se sentían orgullosos de haber mamado de las ubres de la misma madre.
Como es lógico se les exigía unas condiciones, no escritas, como la edad, ausencia de enfermedad reconocida y parida de poco tiempo, con el fin de asegurar la lactancia hasta que el niño pudiera alimentarse como el resto de los seres vivientes.
Tal era la oferta y la demanda, que en la sastrería y la posada-bar de Sofía Poveda, viuda de Pérez, dejaban la razón unas y otras y, las que no contactaban personalmente, o sus familiares generalmente las madres y los maridos, salían publicados en la prensa, en la sección de anuncios, como oferta o demanda de tal
menester.
Es de tener en cuenta que ante el anuncio, acudían mujeres de Villanueva y de Archena, que precisaban, para su hijo, tan vital alimento. Así las cosas, el diario ‘La Verdad de Murcia’, del día 15 de septiembre de 1946, inserta la siguiente nota:
“En Ulea, se ofrece mujer de 27 años, sana y con leche de un mes, para hacer de “ama de cría”de quien lo necesite. Personas interesadas, contactar con la sastrería, o el café posada de Sofía Poveda. Preguntad por Elisa López.
Podrá ser amamantado en el domicilio de la dadora o de la receptora.