POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Conozco varias compañías asturianas de teatro formadas por profesionales, gente con grandes dificultades para sobrevivir y no digamos obtener auxilio de la Administración, y conozco muchas compañías de teatro de aficionados que sí entran en circuitos y promociones varias con ayudas públicas que les permite además ofrecer entradas baratas y ganar algo. Es decir, el que matrimonia con el teatro en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte lo separe, el que vende todo cuanto tiene para darlo a los pobres y entrega su alma a Melpémone o a Talía, lo tiene crudo; en cambio, el que se gana los garbanzos con su carrera o su oficio, ajeno a la farándula, y se escapa para compartir con su amante (las susodichas Melpémone o Talía) el tiempo libre, y a veces más, el que tiene un rollete fuera de casa pero nunca se entregó plenamente, por cobarde o por incapaz, el diletante en suma, ése tiene subvención.
Fuente: http://www.lne.es/