POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Se había programado un ciclo de conferencias sobre la mujer y, este día se disertaría sobre «Las Amigas». Sentado en la tribuna, como moderador del evento, escuché con atención a la disertadora qué, con gran aplomo y seguridad, atrajo la atención de cuantas personas concurrimos a la charla.
El tiempo pasa. La vida acaece. Las distancias nos separan. Los hijos van haciéndose mayores. Los trabajos bien remunerados son un bien escaso. La pasión disminuye. Los hombres pocas veces están cuando se les necesita. El corazón se rompe. Los padres fallecen. Los colegas olvidan con frecuencia los favores recibidos. Las carreras profesionales llegan a su fin. Sin embargo, tus mejores amigas, siempre están a tu lado; no importa cuanto tiempo ni la distancia que estemos de ellas. Una amiga nunca está demasiado lejos para acudir a ella cuando de verdad la necesitas.
Con su proverbial verborrea prosiguió diciendo: Cuando tenemos que caminar con dificultades por la vida y tengas que valerte por ti misma, las mujeres de tu vida estarán a la orilla del camino para acudir prestas a prestarte la ayuda que necesitas. Allí la encuentras con los brazos abiertos.
Muchas veces, incluso, romperán las reglas establecidas por la sociedad y caminarán a tu lado… o acudirán para llevarte con ellas.
Continuó diciendo, contigo estarán hijas, abuelas, madres, cuñadas, hermanas, nueras, nietas, tías, primas, sobrinas y toda la familia femenina. Con ellas estarán esas mujeres qué, sin ser de tu sangre «son tus amigas».
Todas ellas son una bendición de la vida. El mundo no sería el mismo sin las mujeres; ni yo tampoco: prosiguió diciendo.
Cuando comienza la aventura de ser mujer, jamás imaginamos las increíbles satisfacciones y las dolorosas desventuras que nos esperan. Tampoco sabemos cuanto necesitaremos las unas de las otras.
Sí, cada día las necesitamos… y las seguiremos necesitando. Ante el silencio de quienes asistimos a su disertación, concluyó diciendo: ¡¡Seamos mejores amigas!!