POR JOSÉ ANTONIO AGÚNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE MALPARTIDA DE CÁCERES
Tal día como hoy, 5 de agosto, de hace 125 años (1895) nació Ana Nieves Reveriego Domínguez, mi abuela paterna. Apenas la alcancé en días pues murió cuando apenas contaba yo seis años. Por eso mis únicos y desvaídos recuerdos de ella son los de una viejecita menuda inclinada sobre el costurero, con el dedal y la aguja en la mano, remendando y zurciendo. Según las fuentes familiares era una mujer sencilla y buena, castigada por la vida -se quedó huérfana muy pronto-, madre de una prole de trece hijos – de los que sólo siete llegaron a mayor edad-, mujer dedicada en cuerpo y alma a su familia y a su casa, muy económica, y que además sabía elaborar las mejores sopas de tomate que ha probado un ser humano. La fotografía la muestra junto a mis primos en la finca Las Golondrinas, poco antes de morir. En fin, una buena mujer que santa gloria haya.
Por otra parte, siempre me llamó la atención ese extraño nombre de Nieves que acompañaba al de mi abuela Ana – el de tradición familiar- en su partida de bautismo. Sólo supe encajarlo cuando conocí que el santoral celebra hoy a Santa María de las Nieves, advocación que volví a encontrar cuando visité en Roma la imponente basílica de Santa María la Mayor o de las Nieves, una de las más principales de la capital italiana. Según cuenta la tradición hubo en el siglo IV un patricio romano que quería dejar todos sus bienes a la iglesia para realizar una gran obra. La Virgen se apareció en sueños al patricio y al Papa Liberio reclamando la construcción de un gran templo en su honor. Ella misma eligiría el sitio con un milagro. El 5 de agosto, en medio del caluroso verano romano, nevó sobre el monte Esquilino, una de las siete colinas romanas, dejando incluso perfilado la nieve caída el perímetro que debía ocupar la primitiva iglesia. De ahí el nombre con que se conoce a la titular de la basílica. En recuerdo de tal hecho, mi abuela y otras tantas Nieves y Blancas – que también celebran hoy su santo- de la historia llevan tal nombre. Por eso, a todas ellas, muchas felicidades.