POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Me emociona la rehabilitación de la laguna de Ándara, de cuya última lágrima no tenía noticia; lo poco que me movía por el macizo Oriental de Picos de Europa era desde Áliva hacia el Jiso y la Tabla de Lechugales, muy al sur de esa laguna casi desaparecida bajo las minas de Mazarrasa. ¿Cómo llegar desde Asturias? Partiendo de Sotres, por la vaguada del arroyo del Toral hacia el Pico Antesoles, pasando la collada de Antesoles, la raya de Cantabria, y en dirección suroeste, quizá por la Canal de las Vacas, alcanzar con mucha suerte ese tercer lago de Picos, con muchísima suerte, porque estoy guiándome por el mapa de los Niños Perdidos. No obstante, hay que lo intentar; dice Gabriel Miró en “Don Jesús y la lámpara de la realidad”, relato recopilado con otros en “El humo dormido”, que las cosas que se pierden nos envían desde su escondite una irresistible mirada sin ojos.
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