POR MIGUEL GALLEGO ZAPATA, CRONISTA DE SAN JAVIER (MURCIA)
Me contaba que, como pescador, hizo el servicio en la Marina Española y estuvo destinado en Capitanía General, aunque la ilusión de su vida hubiera sido embarcarse en el Buque Escuela “Juan Sebastián El Cano”, pues le encantaba las atractivas rutas de este buque-escuela por todos los mares, pero cuando estuvo a punto de lograrlo renunció, pues le parecía mal estar tanto tiempo lejos de su novia, era muy sensible, no obstante, su ilusión por aquel buque la mantuvo siempre, hasta, tal punto, que se recogió las medidas y lo ha reproducido a escala y me lo trajo para enseñármelo. Se trata de una obra de gran mérito teniendo en cuenta que su profesión está muy alejada de estos menesteres, pero su constancia y su tesón son encomiables.
Me gusta charlar con él, pues aunque nuestra amistad se inició con motivo de los arroces, en lo que ha sido siempre un experto, es un hombre polifacético y, más que nada, conoce a todo el mundo, cualidad que me ilusiona.
Formó parte de la tripulación de la pantasana de “Los Caporras”, en el Mar Menor, después trabajó como albañil en una empresa constructora de San Javier, acabando su actividad profesional en Mármoles San Pedro, donde ha permanecido 32 años.
Su pasión actual es el bricolaje, al que dedica sus afanes, que son muchos, pues es un hombre admirable, inquieto y tiene un sentido de la amistad poco corriente en éstos tiempos, hasta se atreve con internet.
Andrés es un caballero, “sin capa ni espada” pero que te gusta tenerlo como amigo.