POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Horror, terror y furor!
O, como decía un viejo amigo mío un tanto «mal hablado» él (y perdonen la expresión): ¡Esto es cojonudo y a la vez chocante!
En frase de la juventud actual todo se sintetizaría en una palabra: ¡¡FLIPANTE!! o en una frese muy «in»: ¡ALUCINO EN COLORES!
En fin, los hechos son los hechos y ahí están en constancia documental: «las primeras angulas de la costera asturiana se cotizaron en la lonja riosellana a 3 000 euros/ kg.».
Dicho en términos monetarios antiguos, a MEDIO MILLÓN DE PESETAS /kg.
La ANGULA es la cría o alevín de la ANGUILA; el único alevín cuya pesca y comercialización está autorizada en determinadas fechas otoño-invernales.
Pequeño, casi diminuto, pez de aspecto serpentiforme que, nacido en el mar de los Sargazos, allí donde fueron sus «madres» a desovar, retorna con instinto patrio, tras años de lucha contra las aguas y los depredadores, a estos ríos norteños que son su morada paterna.
La angula es «manjar de mesa asturiana y gallega» muy reciente; tiene más antigüedad en la cocina vasca.
Lo contaba Álvaro Cunqueiro en «A Cociña Galega» (Galaxia Ed. Vigo 1983): «Como dixen, en Galicia non comíamos a cría da angula, que en galego decimos meixón. Se a collían, engrasaban as hortas con ela. Agora hai vascos nos ríos galegos, no inverno, mercando todo o meixón que poden… Agora ata os xaponeses veñen mercala, e, en verdade que máis parece o meixón, pola facha, cousa de cociña chinesa ou nipona que europea».
Hasta bien entrado el siglo XX tampoco en Asturias fue la angula manjar estimado; su apreció surgió cuando una «revendedora vasca», apodada Maricuerno, venía a la zona del Nalón (Muros, Soto del Barco…) a comprar angula para revenderla en Fuenterrabía.
Y, claro, si era manjar para los vascos, ¿ por qué no disfrutarlo también los asturianos ? .-La angula de nuestros ríos es solicitada también por el mercado japonés y sus precios alcanzan alturas de rascacielos; esto motivó hacia la «investigación y promoción de los sucedáneos», productos basados en un surimi de abadejo con aspecto, colorido y forma muy similares al pececillo auténtico.
Más aún, hay quienes preparan unos fideos muy finos, ya cocidos, como si fueran angulas al ajillo o a la bilbaína y llaman a este plato: ANGULES PROBES.
Miren ustedes, las angulas nacieron para ser anguilas o para ser preparadas al ajillo (bilbaína, pil-pil).
En una cazuela de barro con aceite, al fuego, doren unos dientes de ajo laminados y un poco de guindilla; retiren el ajo y la guindilla (reservándolos) y aparten la cazuela del fuego; cuando el aceite esté templado incorporen la angula, ya cocida en agua y sal y escurrida, y vuelvan la cazuela al fuego hasta que el aceite «chisporrotee haciendo burbujitas (pil-pil-pil…); remuevan con tenedor de palo para que toda la angula caliente por igual y sirvan de inmediato, distribuyendo por encima el ajo y la guindilla fritos, y cubriendo la cazuelita con un paño blanco pequeño.
¡Ah! ¿Y qué hacer con estos precios de mercado tan altos?
Pues nada, hombre.
…A guisar PATATES VIUDES, que están riquísimas.