POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
Las elecciones municipales de este mes de mayo traerán consigo la formación de una nueva corporación municipal, con alcalde al frente conocido o por conocer…
En cualquier caso y asumiendo que sus integrantes querrán lo mejor para Malanquilla y para ello pondrán sobre la mesa su mejor saber y entender, me atrevo a apuntar los grandes retos que deberán afrontar en materia cultural para lograr que este nuestro municipio siga siendo un referente provincial y regional en cuanto a iniciativas e ilusión se refiere, que es pionero desde 1977 -en que se consiguiera aquel recordado -en la memoria colectiva que no institucionalmente- Trofeo de Oro de Misión Rescate.
Los retos se acumulan tras demasiados años de inactividad -no siempre malintencionada- desidia y pereza. No podemos permitirnos caer en la apatía; hemos demostrado reiteradamente que cuando queremos podemos y siempre que hemos luchado juntos por algo, lo hemos conseguido.
Uno de los grandes proyectos que deben guiarnos durante la próxima legislatura es la aprobación y puesta en marcha del Sendero del agua, de la nieve y del viento de Malanquilla, del que son autores Miguel Angel Solá, Javier Martínez y yo mismo. Se trata de un ambicioso proyecto turístico-cultural al que sus autores me han invitado a unirme, que pondrá en valor parte del conjunto monumental de la localidad mediante paneles explicativos e intervenciones de adecuación y adecentamiento de los entornos por los que discurre. Quizá el más importante pero no es el único que aguarda la oportuna aprobación municipal.
Sin ir más lejos, se deberá corregir la afrenta que supone que Malanquilla no cuente con ningún monumento declarado Bien de Interés Cultural (BIC), más allá de la Torre de los Moros, que sí lo es, merced a una declaración conjunta de los vestigios de torreones y castillos de Aragón.
No menos acuciante es la dotación y acondicionamiento museístico del molino de viento. El emblema de Malanquilla no puede quedar perdido en el horizonte sin una utilidad pedagógica.
Tampoco puede quedar en el olvido la primera izada de nuestra bandera, símbolo oficial de la localidad, desde el momento de su aprobación.
Sabemos que ser alcalde/alcaldesa de una localidad pequeña no es fácil y en muchas ocasiones, tampoco gratificante. Sin embargo esperamos una corporación con la debida sensibilidad hacia todos los sectores, porque ser alcalde tu pueblo es el mayor orgullo de quienes deciden dedicarse al bien público. A este supremo interés apelaremos a la hora de plantear nuestras demandas.
Ante la inminente convocatoria electoral sólo nos resta elegir en conciencia lo mejor para nuestros pueblos y exigirles después responsabilidad y talante dialogante para aunar esfuerzos en aras del bien común.
Enhorabuena por la decisión y mucha suerte a todos los candidatos/as al Ayuntamiento de Malanquilla.
A partir del 27 tendremos que hablar…