Nuestro compañero D. Antonio de los Reyes, Cronista Oficial de la Villa de Molina de Segura, nos ha recordado a los de Lorquí la escasa atención que hemos prestado a D. Alejandro Marco, gran terrateniente del setecientos ilorcitano, comerciantes y ocupante de los más variados, y siempre beneficiosos cargos, en la villa santiaguista y en las limítrofes.
D. Alejandro era oriundo de la villa de Cox, en la Vega Baja del Segura; hijo de Salvador Marco y Antonia Martínez, vino a Lorquí en compañía de su hermano José, y casaron con las hermanas María y Josefa Carrillo, respectivamente. Las razones de su llegada las desconocemos, aunque deben estar en relación tanto con la Orden de Santiago como con los intereses comunes que tenía, por entonces, el conde de Montealegre en Cox y Ceutí. No en vano, D. Alejandro le administra, al citado noble, sus rentas ceutienses que ascendían al 50%.
En Lorquí ya lo tenemos en 1734, en que aparece como alcalde y arrendador de la Casa Pila. Desde 1738 ocupó la mayordomía de la fábrica parroquial y se mantuvo en el cargo hasta su muerte acaecida, en su villa natal de Cox, el 14 de diciembre de 1770. De su riqueza y poder dan cuenta “los catorce eclesiásticos de Cox y Callosa, la Reverenda Comunidad del Glorioso Pe. S. Francisco de la Villa de Callosa y la de la Madre de Dios del Carmen de este lugar, sacristanes y monecillos” que asistieron a su sepelio. Fue enterrado en el templo carmelita, en la capilla de Sta. Teresa, “en el sepulcro que hai en la misma propio de los Candeles”. De su amor por Lorquí dan cuenta las 600 misas que se dijeron por el bien de su alma y que se oficiaron, no en la parroquial de S. Juan Bautista de Cox o en la conventual del Carmen del mismo pueblo, sino en la del Señor Santiago de Lorquí.
Su riqueza rústica y urbana se extendía más allá del término ilorcitano, con importantes propiedades en Molina de Segura, Villanueva, Archena, Cieza, etc. En Lorquí poseía 63 tahúllas de regadío, 107 fanegas de secano, 12 casas y una barraca. Su morada era una casona de dos alturas con 276 m2 por planta a los que había que sumar patio, corrales y bodega. Se situaba en la actual calle Mayor. En la actualidad, su solar lo ocupa una farmacia y, por fortuna, en la fachada sigue campeando el escudo de los Maco.
No obstante, sus logros más importantes estuvieron en el agua, la construcción del nuevo templo parroquial y en la adquisición de las nuevas imágenes de Francisco Salzillo. Pero el espacio no da para más y éstas y otras historias tendrán que esperar.
Fuente: https://blogs.laopiniondemurcia.es/ – Francisco García