INTERVINO EL CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CEHEGÍN Y CRONISTA DE LA COFRADÍA DEL SANTO SEPULCRO, ABRAHAM RUIZ JIMÉNEZ, CON EL TEXTO QUE SIGUE, Y TUVO LUGAR UN INTERESANTE COLOQUIO
En el salón de actos del Museo Arqueológico, antiguo palacio de los Fajardo, aledaño a la Parroquia Mayor de Stª. Mª Magdalena, ha tenido lugar el anuncio del acto de la Santa Inhumación del Cristo Yacente, recuperando notablemente mejorada una tradición olvidada.
Intervino el Cronista Oficial de la Ciudad de Cehegín y Cronista de la Cofradía del Santo Sepulcro, ABRAHAM RUIZ JIMÉNEZ, con el texto que sigue, y tuvo lugar un interesante coloquio.
En el acto estuvieron presentes autoridades locales, representaciones y numeroso público.
Intervención de Abraham Ruiz Jiménez, Cronista Oficial de Cehegín y Cronista del Santo Sepulcro
Estamos celebrando uno de los actos que la Cofradía del Santo Sepulcro de Cehegín ha organizado en honor de su titular, el protagonista de ese gran misterio de la historia del mundo; un mundo que se encuentra dividido y disperso entre los que profesamos la fe en Jesucristo y su Evangelio y los que viven ciegos, porque:
– o no lo conocen, o lo ocultan porque le temen, o lo niegan, por otras razones inconfesables.
Nosotros creemos en Él, creemos en el Evangelio y porque creemos que murió por nosotros, de una muerte infame y cruel y que resucitó al tercer día y está sentado a la diestra de Dios Padre, como Hijo suyo, unigénito, que es, estamos aquí, para intentar revivir, o rehacer, una página de la historia procesional de nuestra ciudad; estamos aquí por católicos, cuando hay tantas apostasías; estamos aquí como Caballeros del Santo Sepulcro, aunque quizás nuestra fe no vaya acorde con las prácticas religiosas, que acreditan fehacientemente esa fe.
Amigos y Cofrades, la primera práctica de nuestra militancia es la asistencia a la misa dominical, clave de unidad y de testimonio con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Y un aviso: vamos a estar atentos a las palabras y los gestos del Papa Francisco, que amén de ser el gran heraldo del Evangelio, es el “Dulce Cristo en la tierra”, como decía Santa Catalina de Siena.
Así seremos, además de Caballeros de Cristo, testimonio de cristianos, lo que necesita este mundo desquiciado.
Vosotros, Caballeros del Santo Sepulcro me incorporasteis a vuestras filas, haciéndome revivir recuerdos de la infancia, pues mi tío y padrino, Abraham Ruiz Alcázar, brillante escritor y cronista de la provincia de Albacete, fue uno de los fundadores del Capítulo de los Caballeros del Santo Sepulcro en su tierra natal, y es que la historia se repite, y muchas veces los destinos vienen marcados.
– No estamos destinados para enaltecer al Jesús de los milagros; sino para ser Caballeros de Jesús, que saben amarle y no se separan de Él en la hora más dramática de su permanencia en el mundo, cuando aparece sólo, envuelto en el más lacerante olvido, abandonado incluso de su Padre, que era Dios, que es Dios.
Somos, además caballeros para los tiempos modernos, en los que tanto se necesita la actitud caballeresca y la reacción viril. Porque, la verdad es que nos hallamos en momentos críticos.
– Ese Jesús permanece sacrificado para salvarnos, para que cada uno pueda sentirse otro Cristo. Y, a nosotros, nos resucita, si queremos, cada vez que caemos.
– Abramos el corazón y cumplamos su palabra. Sólo cumpliendo su ley, siguiéndole, podrá el mundo salvarse. El mundo tiene que volver los ojos a nuestro Cristo Yacente, que adoramos con tanta fe. Sigamos adorándolo. Cuando la gente fije en Él su angustiada mirada, creerá que hay un muerto, pero nosotros seguimos esperando la resurrección de Cristo.
– Estamos en una época de crisis profunda, pero todo se puede solucionar si creemos que ese Cristo resucitará.
Si no es así, si no lo creemos, ese sepulcro encerrará nuestra propia condenación.
Dentro de estos pensamientos, digo yo, habéis resucitado aunque con las variaciones que exigen los tiempos, el acto de la Inhumación (acto de enterrar un cadáver).
– Este año, los Caballeros del Santo Sepulcro recuperan y mejoran aquella tradición y es que al recogerse la procesión nocturna en Stª Mª Magdalena quedaban todas las imágenes para trasladarlas informalmente a sus lugares de origen, pero a partir de este año, cuando la alta noche rinde la procesión en la Iglesia Mayor, los Caballeros, vistiendo capas penitenciales con capucha, portearán la imagen del Cristo sobre unas parihuelas y atravesarán las calles del Cehegín medieval, cuyas piedras se han de estremecer, al paso del cortejo funerario al ritmo de unas carracas y de un tambor con sus pieles tamizadas. (Las carracas se usaban en Cehegín hasta mediados del siglo XIX, y todavía se usan en muchos pueblos de la Mancha).
Y asistiremos atónitos a las notas de la marcha fúnebre titulada “Cristo de la Soledad”, de la que es autor nuestro paisano el notable músico Francisco Corbalán.
El Cronista da gracias al Cristo Yacente que va inspirando a sus devotos Caballeros para solemnizar tales acontecimientos.