SE HACE NECESARIO AGRADECER Y RECONOCER AL CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD, JOSÉ LUIS GÓMEZ BARCELÓ, POR SU GENEROSA APORTACIÓN A ESTE TRABAJO SIN LA CUAL HUBIERA RESULTADO MÁS COMPLICADO AÚN PODER CONOCER LA HISTORIA TAURINA CEUTÍ
Ya en el siglo XVIII se encuentran elementos históricos que atestiguan la presencia de la Fiesta en lo que es hoy es la Ciudad Autónoma de Ceuta. La primera referencia comprobada se remonta al festejo celebrado con ocasión de la reinauguración de la Ermita de San Antonio. Y en el siglo XIX se corrían toros por las calles A finales de este siglo, ya está comprobado de la celebración de festejos convencionales. A partir de 1918, Ceuta cuenta ya con una plaza de toros estable, en la que entre otros actuaron Rafael «El Gallo» y Diego Mazquiarán «Fortuna». De aquella primera plaza, situada en la plaza de Los Llanos, se pasó luego a la de plaza de Hadú, escenario entre otros acontecimientos del debut de Rafael Ortega. Esta historia la documenta aquí José María Marín Weil.
Ceuta es una ciudad muy particular por su historia, por su ubicación geográfica y especialmente porque en ella conviven culturas y religiones diversas, haciendo que sea una ciudad verdaderamente llamativa. Y como ciudad española que es, también vivió con intensidad la Fiesta de los Toros especialmente a lo largo del Siglo XX.
Cuenta con un pasado taurino olvidado, pero al mismo tiempo sorprendente. Intentar reconstruir la historia taurina de la Ciudad Autónoma de Ceuta no ha resultado fácil para el autor, dada la escasez de datos con que cuenta el Archivo Histórico local de Ceuta, sumado a la inexistencia de prensa local de los años de mayor auge de los festejos taurinos en Ceuta.
En ese sentido se hace necesario agradecer y reconocer al Cronista Oficial de la Ciudad, D. José Luis Gómez Barceló, por su generosa aportación a este trabajo sin la cual hubiera resultado más complicado aún poder conocer la historia taurina ceutí.
ORIGEN
¿Desde cuándo tenemos noticia de actos o festejos taurinos en Ceuta? En torno a 1700 encontramos la primera referencia de un festejo que se celebró con motivo de la reconstrucción, reinauguración y bendición de la Emita de San Antonio y en el que se hace alusión a la lidia de toros. Esto nos hace pensar cómo, efectivamente, lo taurino siempre tuvo un componente de “celebración” y siempre ha tenido vinculación lo taurino con lo religioso.
Tras esta primera pista damos un salto hasta finales del Siglo XIX donde nos vamos a encontrar la primera sorpresa: se corrían toros por las calles. Estamos hablando del año 1874 y ya esto se anunciaba. Concretamente se anunciaba que se iban a correr “dos toros gayumbos”, y todo hace pensar que serían toros ensogados – o de cuerda- tal y como los conocemos actualmente si bien con este mismo nombre se celebra actualmente una fiesta en Ubrique en septiembre, pero allí la suelta de los toros se celebra sin cuerda. El ganado se desembarcaba en la Playa de Benítez y lo llevaban a una finca que se llamaba “Ceuta la Vieja” y que era propiedad de unos señores que tenían los contratos de suministro de carne. Cuanto eran trasladados al matadero, la gente aprovechaba para correrlos por las calles, con lo cual estamos hablando prácticamente de un encierro tal y cómo hoy día lo conocemos.
Un encierro, quizás a modo circunstancial. Pero también se corrían toros con motivo de la festividad de la Virgen de África, que es la patrona. También en ocasiones algún vecino a título particular regalaba una res para que se corriera. En todos los casos se trata de cosas puntuales y cómo es de suponer, este ganado sería de carne, no bravo.
Esto se mantiene en el tiempo hasta la segunda década del Siglo XX y lógicamente, habiendo toros de por medio, o mejor dicho “cuernos”…sustos, percances e incluso tragedias no faltaban y evidentemente ocurrió. Un toro mató a un niño que era hijo de un empleado municipal y en el pleno del Ayuntamiento se acordó suspender los encierros.
Del toreo a pie, para conocer los primeros festejos nos tenemos que ir hasta los años 90 del Siglo XIX, siendo festejos donde quienes intervienen son aficionados. Nunca profesionales.
Esto tiene un significado. La implantación de la fiesta taurina en Ceuta, poco a poco, se debe al anhelo, la añoranza, de gente de Algeciras que vive en Ceuta y echa de menos su afición y los festejos que por esa comarca se celebraban. Entonces esto fue lo que hizo que tratasen por todos los medios posibles de traer, adaptar, e implantar la fiesta de los toros en Ceuta. Para ello intentan montar varias plazas de toros o adaptar a las circunstancias espacios de la ciudad, caso de la Plaza que había en el callejón de la Botica, que al tener forma cuadrada, proporcionaba al menos la posibilidad de dar toros allí de alguna forma más o menos controlada. Era un corralón…La primera imagen que se conoce del toreo en Ceuta tienen lugar en un Parque de Artillería, y en ella se puede apreciar un recinto formado por carros, abarrotado de gente que presencian a civiles y militares en torno a un animal presumiblemente bravo, distinguiéndose claramente útiles de torear, aunque quizás fueran algo rudimentarios.
A partir del año 18 ya si empieza a tener Ceuta una plaza de toros estable y por tanto una continuidad taurina, con la Plaza del Llano de las Damas y en la que ya sí empiezan a venir a Ceuta toreros con cierto nombre. Hablamos de una plaza de madera, rudimentaria, podría incluso decirse que hasta precaria y en plazas así toreaban los toreros de la época. Rafael “El Gallo” y Diego Mazquiarán “Fortuna”, fueron dos de ellos por citar algunos ejemplos, pero casi siempre o eran novilleros que estaban empezando o incluso aficionados locales, pues sin ir más lejos uno de los festejos que se da en esta época es una becerrada de la “Asociación de dependientes de comercio”, algo que por otra parte era muy típico en aquella época.
De esta plaza pasamos a la Plaza de Toros de Hadú, de la que tenemos documentación desde el año 28, en que se construyó, hasta el año 56 y que se podría considerar como la verdadera Plaza de Toros de Ceuta ya que fue la que más perduró y donde se celebraron los mejores carteles, las ferias más importantes taurinamente y donde sí que llegaron a torear bastantes figuras del toreo. En ella precisamente llegó a torear a pie la rejoneadora Conchita Cintrón, un suceso excepcional dada la prohibición de la época que impedía a las mujeres torear a pie, y en esta plaza debutó en público el matador de toros Rafael Ortega.
Lo curioso sobre el caso es que sobre un mismo emplazamiento llegó a haber varias plazas de toros, que por circunstancias, eran desmontadas o derribadas, pero siempre, se daban toros en el mismo sitio.
Llama la atención el empeño y la voluntad de la corporación municipal de entonces por tener una plaza de toros propia, en las mejores condiciones. Velar siempre por los espectadores y especialmente tratar de organizar festejos taurinos con motivo de sus fiestas para dar el mayor realce a las mismas.
Por citar algún ejemplo: La Plaza de Toros tenía un propietario privado hacia el año 1936. La plaza comenzó a presentar deficiencias y así lo reflejó el arquitecto técnico municipal en su informe. De aquel año, en el Archivo Histórico de Ceuta existen documentos del Ayuntamiento donde se habla y se insiste que no se debe quedar la ciudad sin festejos y que se puede recabar fondos a través de rifas y loterías, o incluso un suplemento en las entradas para hacerse cargo de las obras de reparación y de esta forma además se daría empleo a los trabajadores en paro.
Las plazas solían montarse y desmontarse un año tras otro.
Fue la plaza que perduró en el tiempo, porque llegó a tener una estructura más consolidada y fue aprovechada para realojar a varias familias tras unas inundaciones en los años 50 de las barracas donde vivían, ya que perdieron sus viviendas. Así pues, la plaza se convirtió en un improvisado campamento, aquello se prolongó en el tiempo y el uso taurino de aquella plaza acabó perdiéndose.
La portada de la plaza de toros, lo que sería la puerta grande, se conservó mínimamente hasta que ya acabó siendo derruida. Y así, donde Ceuta tuvo su plaza de toros hoy día hay un centro comercial cuyo nombre no es casualidad: “El Coso”.
Los últimos festejos celebrados en la ciudad tuvieron lugar en plazas portátiles. Durante varios años seguidos, con motivo de la feria, se anunciaba al menos un festejo siendo en 1988 y con un cartel en el que se anunciaba a José Antonio Campuzano, Juan Antonio Ruiz “Espartaco” y Victor Mendes para lidiar una corrida de la ganadería de Marcos Núñez la última vez que la Feria de la Virgen de África contaba con un espectáculo taurino. La última corrida de toros que se lidió en la ciudad tuvo lugar el 6 de mayo de 1995, con toros de Joaquín Núñez que fueron estoqueados por Miguel Báez “Litri, Jesús Janeiro “Jesulín de Ubrique” y el chiclanero Cristo González.
La fuerza de fiesta de los toros hizo que surgieran vocaciones en algunos ceutíes, y si difícil es probar fortuna en los ruedos, hacerlo desde una ciudad como es Ceuta, se convertía en toda una proeza. El nombre de Antonio Albano es el único de un ceutí que aparece en las páginas de “El Cossío”. Coétano de Pedro Romero, dé él ni siquiera se tiene conocimiento en la ciudad.
Andrés Belmonte, Salomón Hachuel “El Momi” que era hebreo y llegó a torear en Marruecos o “Morenito de Ceuta” fueron algunos de los ceutíes que llegaron a torear en público en diversas ocasiones y bajo el rango de novilleros. Especialmente recordado de entre todos ellos, Luis Fort, personaje muy querido en la ciudad pues fue concejal del Ayuntamiento durante bastante tiempo, siéndole concedido además el escudo de oro de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Mención aparte, la dinastía de los “Larita” iniciada por Joaquín Lara, cuyos pasos años más tarde seguiría su hijo Quino a finales de los años noventa. Fue alumno de la Escuela Taurina de Algeciras, llegando a hacer el paseíllo en varias plazas de la península. Hasta la fecha ha sido el último ceutí que ha vestido de luces y su aparición hizo despertar el ambiente taurino en la Ciudad Autónoma llegándose a organizar varias novilladas sin caballos en una plaza de toros portátil situada en la Marina.
A estos nombres hay que añadir el caso singular de Jesús Piris. Fallecido el pasado año en Estados Unidos, fue un reconocido jinete a nivel internacional que durante un tiempo intervino como rejoneador en el espectáculo “Carmen” de Salvador Távora durante las primeras representaciones de esta obra siendo la Plaza de Toros de Ronda uno de los escenarios donde tuvo ocasión de rejonear.
Un vecino ilustre: “El Niño de la Palma”
Cayetano Ordóñez, procedente de La Línea de la Concepción, llegó a la ciudad en su juventud y en ella se asentó durante bastantes años, perdurando todavía su recuerdo en la memoria de algunos ceutíes.
Se arrojó de espontáneo durante la celebración de un festejo en la Plaza de Ceuta, debutando un año más tarde en ese mismo ruedo luciendo un traje de luces que un aficionado le había regalado.
Presumiblemente se puede pensar que fue el torero que mayor número de veces llegó a torear en Ceuta a lo largo de la historia y es una lástima que su figura con el paso del tiempo no haya sido recordada de alguna manera en la Ciudad Autónoma.
Presente y futuro
La falta de actividad taurina ha ido haciendo que poco a poco la afición se haya ido apagando en la Ciudad Autónoma. Desaparecido el emblemático Club Taurino y otras peñas que a lo largo de la historia han existido allí, sólo encontramos aficionados a título individual y un hecho tan simple como supone adquirir una publicación taurina en un kiosko de prensa se acaba convirtiendo en una auténtica misión imposible.
En el año 2009 la empresa taurina de Carmelo García y Antonio Caba intentó organizar dos festejos con motivo del Día de la Ciudad Autónoma, pero aquello quedó en nada por la fuerte presión social ejercida por generaciones de ceutíes que han crecido sin tener el más mínimo vínculo hacia la fiesta de los toros creando una Plataforma Antitaurina, por la negativa de los partidos que se encuentran en la oposición y dieron un tinte político a esta oportunidad, por la rápida influencia del Pacma, que contaba paradójicamente con una afiliada en la ciudad y por la dejadez e ineficacia del mundo del toro que impasible dejó pasar una oportunidad de oro sin darle la importancia que tenía a la vuelta de los toros en Ceuta mientras meses más tardes vendían a bombo y platillo que era una ocasión inmejorable para la Fiesta que se dieran espectáculos en Las Vegas y toreasen las figuras españolas…con banderilleras de velcro, sin tercio de varas y a la portuguesa….
También el matador de toros Curro Martínez – ya retirado-, que por motivos laborales suele frecuentar la ciudad ha mostrado su voluntad de colaborar para facilitar la vuelta de los toros a Ceuta en estos últimos años, sin ni siquiera obtener respuesta. Y él precisamente tuvo un detalle hacia la Hermandad de la Amargura de Ceuta, al hacerles entrega de un traje de luces – nazareno y oro- con el que pudiera elaborar una saya para su imagen titular la Hermandad. Pero no uno cualquiera: aquel con el que toreó por última vez el malogrado Reina Rincón, antes de ser tristemente asesinado en Perú.
Soñar con volver a ver toros en Ceuta no es imposible, pero de varias circunstancias y sobre todo voluntades depende que algún día vuelva a sonar el toque de clarines en esta ciudad tan española donde en su día la Fiesta de los Toros se vivió con auténtica pasión.
Bibliografía:
• Enciclopedia “Los Toros”
• El Faro de Ceuta
• El Pueblo de Ceuta
• Archivo General de Ceuta
• El Faro, 75 años.
• Ceuta en la Memoria. Javier Ronda Iglesias
Hemerografía:
• La Fiesta Brava
• El Ruedo
• Aplausos
Páginas web:
• Portal web Ceuta Nostalgia
Fuente: http://www.taurologia.com/ – José Luis Marín Weil