POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Esta calle conecta la Plaza del Charco con la calle Domingo de Lara.
Desde la antigüedad más remota documentalmente hablando, tenemos constancia de la misma gracias a la existencia de un Molino llamado del Prado, nombre que la distinguía de otra calle que también tenía en su primera parte esta palabra, como la de Molino de Don Lorenzo.
En esta calle se encontraba desde 1843 la cárcel pública, trasladándose la que existía en los bajos del Ayuntamiento desde 1609, y donde cada Noche de Padre Jesús se liberaba un preso a las tres horas solar.
Tenemos muchos sucesos sobre el arresto de personas conducidas a este punto por los guardias locales, como el conato de desarme que tuvo lugar el 26 de septiembre de 1904 en una taberna de las Herrerías. En ese día varios vecinos de la localidad comenzaron a insultarse de palabra y obra en la taberna de Rafael Albuera Márquez, el cual estaba intentando por todos los medios echarlos de su local para que no destrozasen nada de lo allí existente.
Una vez personados en el local, el guardia fue a reducir a un tal Lara que lo estaba insultando diciéndole que era «un cuchareta” y que no era nadie para detenerlo». Una vez lo llevaba hacia la cárcel, el detenido le quitó el sable al policía con intenciones de desarmarle y agredirle, pero éste salió corriendo mientras aparecía el guardia local Pedro Santiago Mora, que al ver lo sucedido lo detuvo conduciéndolo a la prisión local, donde el concejal don Miguel Rojas, bajo su responsabilidad, le dejó ir a su casa situada en la calle Antón Díaz.
Así mismo en el siglo XVIII, en la calle Molino del Prado también tenemos constancia de la existencia de tejedores y sastres que realizaban pedidos para vestir a gran parte de la población como lo atestigua el censo de 1718.