POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Como bien sabemos Montoro en su meandro ha tenido desde tiempos árabes la presencia de al menos cuatro molinos harineros de gran importancia, siendo uno de los más antiguos conocidos en los documentos oficiales el de las Aceñas del Cascajar o de Arriba.
En esta ocasión quero hacerles partícipes de un dato curioso sucedido en 1903. El 6 de julio de ese año se presentó en la jefatura de policía Antonio Arillo Cañestro, criado de Don Francisco Meroño Ojeda, manifestando que en el camino que conduce a las aceñas del Cascajar, sobre las cuatro de la tarde sin aviso alguno, rodó una piedra de las canteras superiores a gran velocidad arrastrando a su hermano Rafael, teniendo que ser llevado rápidamente a las dependencias del hospital de Jesús Nazareno para ser atendido por el médico don Francisco Vacas. El hecho fue presenciado por Francisco García Conde arrendador de la aceña y los guardias diurnos, los cuales fueron a la cantera para interrogar a los trabajadores.
Todos negaron el hecho del rodamiento de la piedra aunque se veía el arrastradero que la misma había seguido hasta los restos de sangre del camino.
En definitiva, una de tantas historias cotidianas de este lugar. Otro día contaremos cuando en la misma se abrieron unos baños medicinales y como los aceñeros estafaban a todo aquel que acudía a tomar los baños de asiento.