AQUELLA EPIDEMIA DE ‘MILDIU’ QUE ARRUINÓ LAS VENDIMIAS
Nov 06 2021

POR BIZÉN  D’O  RÍO  MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE LA COMARCA DE LA  HOYA  (HUESCA).

Racimo atacado Mildew

No existían en 1916 los informativos que predecían el tiempo, pero lo cierto fue que las Calandras o Cabañuelas tomadas en Navidades por los hortelanos, auguraron una primavera muy lluviosa, y con ella llegó el desastre vitícola, muy a pesar de que desde la Comisaría Regia de Fomento, se reaccionó con numerosos llamamientos durante el mes de abril y las primeras semanas de mayo; fueron grandes titulares en la prensa, incluso en el Boletín Oficial de la Provincia, se avisó sobre el peligro que amenazaba a los viñedos, apareciendo avisos de este tenor: “Viticultores, precaverse contra el Mildiu”. Mas parece ser, los vaticinios se cumplieron, denunciando los técnicos del Servicio Provincial de  Agricultura,  en los comienzos de mayo de 1916 los desastrosos efectos causados por el “Mildiu o Mildew” que llegó en muchos casos a la anulación por completo de una cosecha.

Por desgracia, era imposible curar esta enfermedad que solo se apercibía después de un periodo de incubación más o menos corto según las circunstancias climatológicas y cuyo primer síntoma era visible en las hojas y brotes tiernos de la vid, penetrando por los numerosos poros o estomas de las partes verdes de la vid, se desarrollaba en el interior de estos órganos, no siendo posible su destrucción.

Sí era posible curar el “Mildiu” y la naturaleza misma de la parásita propagación atacándola en la fase más débil de su desarrollo, es decir, en el momento de la germinación de sus huevecillos o esporas, que para llegar a esa germinación necesitaban imprescindiblemente hacerlo en una gotita de agua que bien pudiera ser procedente de lluvia, niebla, rocío, etc., ahora bien, si se conseguía que el agua precisa para la germinación contuviera una sustancia venenosa para la planta microscópica a que da lugar la espora, pero que fuera inofensiva para los tejidos de la vid, se lograba destruir el hongo en su nacimiento no siendo ya posible la infección de las cepas; esto era lo que se trataba de lograr cubriendo las hojas y los nuevos brotes, lo antes posible, con una sustancia tóxica para el hongo que se disolviera en el agua tan pronto como esta se depositara sobre la vid.

Entre las variadas sustancias de reconocida acción “mildivicida” ninguna de mejores resultados que el sulfato de cobre. Se buscaron otros compuestos metálicos, pero unos eran menos activos y otros, aunque más eficaces resultaban caros como el nitrato de plata, o muy venenosos y cuyo empleo podía ser nocivo para el hombre como sucedía con el sublimato que tenía además el inconveniente de que retrasaba la vegetación de la vid. Quedaba pues, mientras no se llegara a conocer otro tratamiento de mejores resultados, como sustancia más apropiada para combatir el “Mildiu” que el sulfato de cobre. Dados los altos precios a los que en 1916 se vendía el sulfato de cobre, resultaba de la mayor utilidad las soluciones del llamado “Caldo Bordelés”, de modo que se aprovechara eficazmente la sal empleada sin que se perdiera arrastrada por la lluvia.

En el Altoaragón las cepas más perjudicadas fueron: Mazuela, Ribote y Moristel, mostrando mayor resistencia las cepas de Vitadillo, Moscatel, Miguel de Arco y Alcañones, pero las Garnachas que constituían la base de los viñedos, sufrieron el asolador “Mildiu”. Porque las lluvias y las nieblas imperaron en todas las comarcas del Altoaragón que por segundo año vivía esta amarga experiencia, ya que los gérmenes del “Mildiu” quedaban a millones en las cepas, en las hojas y en los sarmientos desde el año anterior, y bastaba que las condiciones meteorológicas ayudaran como así lo hicieron, para que la obra destructora comenzara a adquirir terribles proporciones. La situación era pues caótica, porque el año anterior muchos habían sulfatado con escobas en lugar de pulverizadores. Otros con regaderas, los más mezclaron en casa y  “a ojo”  la cal y el sulfato, por no hablar de  algunos revendedores que hicieron su agosto vendiendo por sulfato de cobre otras sustancias.

Las Estaciones Enológicas del Estado ofrecieron en sus campos de demostración pruebas de la eficacia de los tratamientos racionales; la Dirección General de Agricultura, Minas y Montes, editó un folleto “El Mildiew de la vid”; la “Comisaría Regia de Fomento” puso a disposición de todos los Ayuntamientos, Sindicatos de Agricultores y Entidades Agrícolas, el sulfato de cobre a un precio fijado por el Estado (2,40 pesetas) y envasado en barriles herméticos de 285 kilos peso neto, facilitando los pagos a plazos: una peseta por kilo al recibir el producto, otra peseta a los tres meses de la primera entrega, y el resto del precio, o sea, los cuarenta céntimos por kilo, a pagar el 30 de septiembre tras la vendimia. La fórmula divulgada en Francia era: 12 litros de agua; 1kilo de sulfato de cobre; 1,5 kilos de cal en polvo recién apagada, sin embargo se aconsejaba la fórmula americana tal y como era aconsejada por “El Diario de Huesca”, que llevó a cabo una intensa campaña de divulgación sobre el “Mildiu” y muy especialmente, con dibujos gráficos, sobre la preparación de los productos para su tratamiento.

FUENTE: https://rondasomontano.com/revista/164678/aquella-epidemia-de-mildiu-que-arruino-lasa-vendimias/

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