POR MARÍA TERESA MURCIA CANO, CRONISTA OFICIAL DE FRAILES (JAÉN)
La feria fue y sigue siendo una de las citas más importantes del calendario festivo de Frailes. Tiene su origen en antiguos mercados en los cuales los agricultores y ganaderos vendían sus productos. Con el paso del tiempo, los agricultores encontraron otras vías de comercialización, mientras que los ganaderos continuaron acudiendo a las ferias a comprar y vender sus animales. Una vez finalizado el trato, y sellado con un apretón de manos, comprador y vendedor se marchaban a la feria de puestos de turrón y muñecos a celebrar la transacción.
En los primeros días del otoño de cada año Frailes se disponía a celebrar su feria. La fecha se eligió teniendo en cuenta las ferias de los pueblos comarcanos; entre la de San Mateo de Alcalá la Real, y la del Señor del Paño de Moclín. Y se buscó en el santoral cristiano que festividad había en esas fechas, como el párroco se llamaba Miguel pues se decide que la feria sea en honor de San Miguel Arcángel, los días 29, 30 de septiembre y 1 y 2 de octubre.
Las primeras noticias sobre la celebración de la feria arrancan de 1890 año en que se piensa que sería bueno establecer una feria anual, y en 1901 se fijan los días y el título: Feria Real. Al año siguiente la feria se anunció en la prensa para que asistieran un mayor número de gentes.
Durante la República, la Feria Real, tuvo muchos dimes y diretes, y hasta una coplilla en los carnavales. ¿Qué pasó? El año 1931, ante la crisis económica y social que sufre el país, el Ayuntamiento frailero decide reducir los días feriados que pasan de cuatro a tres, y como ya era costumbre, entre las familias más pobres se hacían repartos de pan, en 1932 se repartieron 264 kilos de pan entre los más necesitados a los que se les entregaba una papeleta que luego canjeaban por el pan. Los festejos que se programaban eran: música, a cargo de la banda de música municipal, fuegos artificiales, iluminación y globos.
Para la feria era imprescindible un alumbrado artificial, tanto para iluminar las horas nocturnas como para hacer de la noche el día, vencer a la propia naturaleza. Iluminación a la veneciana o sea, farolillos de papel con un quinqué de petróleo o aceite en su interior, cuando avanzó la energía eran con una bombilla. Esféricos y rizados de tonos multicolores, para así crear sugestión en la masa del pueblo, dando la sensación de un mundo de fantasía. de esta manera la animación era grande, prolongándose hasta primeras horas de la madrugada.
Otros festejos programados en la República fue un cinematógrafo, siempre y cuando no exceda de 250 pesetas, y la publicación del programa para darle la mayor difusión posible.
El año 1933 fue un tiempo cuando menos novedoso para la Feria, pues se plantea la necesidad de buscar otro lugar en los que poner las casetas y la verbena ya que la Plaza de la República y la Puerta de la Iglesia no dan el espacio suficiente. Aunque el tema fue mucho más polémico de lo que en un principio puede parecer.
A finales de agosto, cuando la celebración de la feria estaba a un mes vista, se ve conveniente no gastar un solo céntimo más en la fiesta, pues las necesidades eran muchas. Dice así: Que se realicen los gastos de feria, amoldándose al año anterior en lo posible y autorizando a la comisión de festejos para aumentar o disminuir cuando la baja o la suba no exceda de cincuenta pesetas, procurando aumentar la limosna de pan [1].
La Comisión encargada de organizar la Feria estaba compuesta por siete de los once concejales. Muy numerosa, luego pensamos que el tema era importante y requería esfuerzo por parte de todos; de los siete cinco eran de derechas y dos de izquierdas. El tema principal trasladar la Feria de lugar. Se acordó por unanimidad trasladar la colocación de la feria de esta Villa a la calle Pérez Galdós (Almoguer) y Paseo Lerroux (Mecedero) desde el principio de la primera calle, al final de la segunda, haciendo la colocación de puestos, donde lo disponga la Comisión de Festejos [2].
El acuerdo quedó tomado pero faltaba el convencimiento. Se dice a finales de septiembre: Colocación de la Feria: El concejal Miguel serrano Cano, había presentado una proposición sobre que la feria volviera al sitio de costumbre. El alcalde le pide que cambie la propuesta, pero él insiste en mantenerla, pues se trata más de una cuestión política de enfrentamiento de bandos entre izquierdas y derechas, que de dar una respuesta conveniente por espacio a la instalación de la feria.
Y el asunto se somete a votación en donde cada uno podrá argumentar su voto pues era destacada la diferencia de opiniones entre unos concejales y otros. Dos posturas, en apariencia irreconciliables, los concejales de derechas encabezados por Miguel Serrano, insisten en contradecir el acuerdo anterior del mes de agosto; y ser fieles a la tradición manteniendo los festejos y las casetas en el lugar de costumbre, en la puerta de Ayuntamiento y de la Iglesia. En cambio la otra postura, capitaneada por los de izquierdas abogaban por el cambio, aduciendo el acuerdo de finales de agosto, y además ya se habían editado.
Enredos y discusiones que no hicieron desaparecer la feria de San Miguel en Frailes. Sería la incertidumbre climatológica de los primeros días del otoño y la campaña de la recogida de la uva en la Mancha y en Francia, hizo que la primera Corporación presidida por Encarnita Anguita Delgado, y con Manuel Gallego Mudarra como concejal de festejos, cambiaran la feria de fecha, a los primeros días de agosto, y de lugar, de la puerta de la iglesia a las eras del Mecedero.
NOTAS:
[1] AMF. Libro de Actas Municipales. 31 agosto 1933
[2] Ibidem.
Fuente: http://cronistafrailes.es/