POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)

Y, matizo en pretérito porque, últimamente, ha perdido su secular tradición, sobre todo en nuestra comarca.

Para que tengamos una somera idea, San Antón Abad fue ciudadano egipcio que vivió en el siglo IV, vendió todas sus propiedades, entregó lo recaudado a los pobres y se retiró a una cueva a orar y hacer penitencia (por eso es el patrón de los eremitas).

Además, destacó por su gran cariño hacia los animales, con múltiples leyendas acerca de su cuidado o milagros acaecidos con los mismos. Siempre se le representa vestido con su hábito de monje y con un cerdo u otro animal a sus pies pues, como adelantaba, son muchos los sucesos que se le atribuyen relacionados con el sector pecuario (incluso con las fieras).

Por eso, y desde tiempo inmemorial, los campesinos rogaban a San Antonio Abad para que protegiera a sus ganados de las enfermedades y de las bestias depredadoras, sobre todo entonces que los animales eran vitales para la economía doméstica. Y, en la actualidad, aunque es notorio que la fe disminuye a pasos agigantados, todavía hay gente que acude con todo tipo de animales domésticos –y no tan familiares– a recibir la bendición del Santo a través de los actos religiosos programados con ese fin.

Debido a ello siempre gozó de una gran devoción popular, donde siempre fue manifiesta la bendición de cualquier animal o mascota en torno a él, la venta de panecillos y las tradicionales vueltas de San Antón como cierre de los festejos.

Desde la capital de España, donde existe una iglesia dedicada a él (en la calle Hortaleza), con el Padre Ángel a la cabeza de ella, donde acuden puntualmente los madrileños, no sólo en el día de hoy, sino desde el pasado sábado (cuyo pregón de la fiesta fue pronunciado por la propia alcaldesa, Manuela Carmena) en compañías de sus mascotas (desde gatos y canes hasta los animalitos más insospechados del ámbito doméstico); al igual que un gran número de ciudades españolas o las más humildes aldeas del país, donde son típicas las romerías alrededor de los templos dedicados en su memoria, en la que participan los feligreses junto con sus animales, que son bendecidos.

En mis ya suficientes años, he conocido y recorrido numerosas localidades extremeñas y fuera de nuestra Comunidad, donde muchas han perdido esa secular tradición (aunque cada vez haya más mascotas en las viviendas). Pero donde otras aún conmemoran esta celebración y su devoción por el santo, a la vez que ruegan el amparo para sus animales.

En Extremadura son muy sonadas las de Cáceres (en la iglesia de San Juan, que conmemoraron el pasado domingo), Trujillo, Brozas, Losar de la Vera, Arroyo de la Luz, Hervás, Garrovilla, Peloche, Fresnedoso de Ibor (cuya iglesia está dedicada a San Antón, aunque el patrono sea San Bartolomé), etc. Y existe una que me llama la atención, como es la de Navalvillar de Pela (Badajoz), con su famosa “Encamisá”, Fiesta declarada de Interés Turístico Regional (el mismo año que nuestro Carnaval, en 1986), con carreras de caballos incluido (más de 1.000 ayer…), que se adelanta a la noche del día 16; pero que, en mi opinión (porque la conozco), se ha convertido en un acto folclórico y festivo en lugar del que suele ser habitual en otros lugares.

Y, fuera de nuestra Comunidad, prolifera esta devoción y costumbre en Andalucía, Levante y otras regiones españolas.

Para terminar, dada la importancia que la ganadería tenía en el pasado para los campesinos, y por si acaso les “fallaba” San Antón, también recurrían a otros santos protectores, que exponemos por orden cronológico: San Sebastián (el próximo día 20, debido a que fue respetado por las fieras cuando fue arrojado al Circo por primera vez, antes de que intervinieran los arqueros.

San Blas (el 3 de febrero, venerado por los ganaderos y pastores trashumantes ya que fue martirizado con peines de hierro, similares a los que usaba los cardadores para preparar la valiosa lana en el pasado), San Marcos (25 de abril, frente a las fieras, caso del león, y otros enemigos), San Gregorio (9 de mayo, protector de agricultores y hortelanos contra las plagas del campo: con romería antiguamente en las actuales ruinas de Santa María de la Mata, o San Gregorio), San Antonio de Padua (13 de junio, entre otras devociones, para hallar los animales extraviados) y San Andrés (30 de noviembre, contra los lobos, tan abundantes antiguamente en Navalmoral y comarca)