POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
Muchas han sido las denominaciones dadas al niño con una baja capacidad intelectual a lo largo de la historia: idiota, tonto, subnormal, retrasado mental, deficiente mental, discapacitado, disminuido, minusválido psíquico, alumno con necesidades educativas especiales: DIFERENTE. Visto desde la perspectiva sociológica algunos estudiosos definen al deficiente mental como “aquella persona que presenta en mayor o menor medida una dificultad para adaptarse al medio social en que vive y para llevar a cabo una vida con autonomía personal”.
La importancia del contexto para el funcionamiento de una persona con unas determinadas limitaciones en sus capacidades quedó demostrada en un centro pionero a principios de la Torrevieja de comienzos del siglo XX, que demostró en gran medida asumir que el retraso mental no está en la persona, ni en el entorno, sino en el funcionamiento resultante de las capacidades de la persona en el ambiente en el que se desarrolla.
Todos conocen la Playa de Los Locos, pero quizás algunos de ustedes no sepan el origen de este nombre, denominada en un principio ‘Playa del Salaret’. Hay que remontarse a comienzos del siglo XX, cuando una familia procedente de Madrid pero de origen murciano, decide instalar el establecimiento psiquiátrico ‘Sanatorio del Carmen’-origen del topónimo actual- , frente a aquella apartada playa. Su propietario, Mariano Ruiz Cánovas, había nacido en Murcia, siendo en la capital de España ayudante durante dieciocho años de los doctores Simarro, Esquerdo y Vera. En 1899 fundó en Madrid la ‘Casa de Salud Nuestra Señora del Carmen’, para el tratamiento de las enfermedades nerviosas y mentales, de un modo moderno y científico, métodos que lo diferenciaban de los manicomios antiguos, no habiendo en la provincia de Alicante instalación posible en las debidas condiciones, por no existir establecimiento alguno dedicado a la curación de enfermedades mentales en la forma por sus propietarios planteada, viéndose médicos y familiares en la alternativa de renunciar a la curación o realizarla de modo incompleta, privándose de conseguir la mejoría del enfermo.
El director de esta ‘casa de salud’, deseando allanar la indicada dificultad y atender una necesidad por modo innegable sentida, no dudó en adquirir frente aquella finca en la misma orilla del mar, con playa propia, limpia, segura y amplia en donde fue construido un sanatorio modelo, único en España, donde los enfermos podían ser instalados con todo género de comodidades y ser atendidos con igual esmero que en el centro que disponían en Madrid, recomendándolo, no solo para la estación invernal, sino en la temporada de baños, pues reunía cuantas condiciones fueran deseables para la curación de las enfermedades a que se dedicaba.
Clima adecuado, temperatura siempre agradable, vistas deliciosas, paseos llenos de amenidad, ambiente reparador, con una naturaleza fecunda y benéfica contribuyó al restablecimiento de la salud de muchos de los hospedados, y todo esto unido a lo confortable de la instalación y a los elementos científicos allí acumulados.
En 1908, pasaba el notable doctor Ruiz los veranos en Torrevieja, acompañado de su distinguida familia y de algunos de sus enfermos internos y que venían con él desde Madrid, pero no fue hasta el año 1910, cuando fundó una sucursal de su sanatorio, frente a la Playa del Salaret, pasando a conocerse desde entonces como Playa de Los Locos.
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 20 de mayo de 2017