POR ÓSCAR GONZALEZ AZUELA DEL COLEGIO MUNICIPAL DE CRONISTAS DE LAGOS DE MORENO, JALISCO (MÉXICO)
En estos días, en los que recordamos a nuestros difuntos, estarás al frente de los míos hijo querido, recibiendo de mi parte los mejores recuerdos de tu existencia que nos dejara fugaz paso de luz y de bondad. No puedo reclamar sino dar gracias a Dios por la presencia que tuve de ti desde que me anunciaron el embarazo de tu mamá, a quien me gustaba en esos días tararear los versos de Rancho Alegre:
“…sólo falta aquí una cosa, que muy pronto ya tendré,
como estoy recién casado, imagínense lo que es;
ha de ser un chilpayate, grande y fuerte a no dudar,
que será también labriego, igualito a su papá”.
La compra de tus muebles, la preparación del espacio que creció bajo tu mirada cada vez más vigilante a la llegada de tus hermanos, con quienes tuviste que empezar a dividir y compartirlo todo.
El tiempo que pasamos juntos, tu simpatía, tu gusto por el futbol y tu solidaridad con el Cruz Azul en las buenas y en las malas nos hicieron cercanos, en un cerradísimo espacio en el que te molestabas si alguien osaba ingresar, hasta que llegó Fernando, siendo entonces yo quien les agriaba, pues entre ustedes todo era futbol y lucha libre.
Te presentas en mis sueños increíblemente sano, refulgente, en una imagen que se me escapa pero a la que tampoco persigo. Principio y final de cada jornada, sabes bien que pienso en ti.
El mármol en el que mandé grabar tu nombre es como el mío propio. Con más orgullo que dolor recuerdo a tu mamá, a tus hermanos y a tu tía Paty, llevando a depositar en consolado cortejo tus cenizas -seguramente caramelizadas, incorregible dulcero-, las que quedaron en medio de tus abuelos y de los tíos que tanto te quisieron.
Hoy te recuerdo con esta fotografía que te tomé desde la pirámide de Tepoztlán, a la que ascendimos solos, como te gustaba, para dar como bolo de tu Primera Comunión; una imagen de altura, impregnada de tonos de cielo en el que nos aguardas.
Mi Oscarito, te confieso que, como dice la canción: fuiste el chilpayate que dio la alegría al rancho de mi existencia.
Fuente: https://www.facebook.com/oscar.gonzalezazuela