POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA).
El patrimonio es de todos y para preservarlo España cuenta con una legislación que, no obstante, no impide que el expolio esté presente de diversas maneras. Se expolia vendiendo y robando obras de arte, pero también se expolia -en el caso de los yacimientos arqueológicos- desenterrando piezas sin método alguno, lo que nos priva para siempre de la historia particular de cada pieza, historia que enlazadas entre sí nos dan la visión completa de la vida en una época determinada. Por lo tanto, si grave es el expolio en sí, más lo es -si cabe- la pérdida de unos datos que nos contarían su propia historia en relación con el medio y la sociedad.
Pues bien, Aratis, un excepcional yacimiento localizado en las inmediaciones de la actual Aranda de Moncayo, en la provincia de Zaragoza, es buen ejemplo de saqueo, de algo que nunca debió suceder. Afortunadamente el yacimiento es tan de grandes proporciones y nos deparará muchas sorpresas a medidas que vaya siendo excavado por arqueólogos profesionales.
El caso de los cascos de Aranda de Moncayo se remonta a finales de los años 80, cuando varios expoliadores, vecinos de las poblaciones limítrofes, sacaron a la luz en un yacimiento de la localidad una veintena de cascos celtibéricos, únicos en su género. Durante unos meses se ofrecieron en el circuito clandestino de aficionados a la arqueología hasta que al menos dos de ellos llegaron al Römisch-Germanisches Zentralmuseum de Maguncia, Alemania, para que los especialistas los examinaran. Allí los llevó un anticuario suizo de origen español, Fernando Cunillera (ya fallecido) que situó su origen en el entorno de Aranda de Moncayo. El arqueólogo alemán Michael Müller-Karpe denunció el caso a la Interpol, tras haber examinado y tomado fotografías a dos de ellos. Las piezas fueron adquiridas por Axel Guttmann, el mayor coleccionista de armamento antiguo de las últimas décadas. Guttmann encargó su restauración. Falleció en 2001 y siete años más tarde su familia empezó a sacar a la venta paulatinamente la colección en diferentes subastas.
Müller-Karpe reconoció las piezas que examinó años atrás y volvió a denunciar las ventas, pero su gesto no sirvió de nada y continuaron saliendo al mercado. Entre 2008 y 2009 varios cascos fueron adquiridos por un coleccionista para el Museo de Arte Clásico de Mougins, Francia. En marzo de 2013 la Operación Helmet I se cerró con la detención de Ricardo Granada, fallecido en 2020, mientras que en agosto se detenía a Mariano Ostalé en la segunda parte de la operación.
Christian Levett, fundador y propietario del Museo de Mougins decidió donar las piezas cuando se constató que provenían de un expolio acreditado judicialmente. Los siete cascos celtibéricos expoliados en Aranda de Moncayo y devueltos al Gobierno español por Levett llegaron en diciembre del pasado año al Museo de Zaragoza, tras ser entregados oficialmente a las autoridades aragonesas. Las piezas han sido sometidas a distintas pruebas coordinadas y lideradas desde el propio Museo de Zaragoza en contacto con especialistas de toda España.
Estos cascos son los que ahora se exhiben en la exposición temporal que se presenta en el Museo de Zaragoza. Una magnífica ocasión para admirarlos y conocer las vicisitudes de este yacimiento celtibérico primero, romano después y por el que pasaron todos los pobladores de la península, cuya historia nunca estará completa por el afán de personajes sin escrúpulos que antepusieron su enriquecimiento personal al conocimiento de las generaciones actuales y venideras.
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