POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
La restauración del Arca Santa está en veremos, según la conservadora de Patrimonio, Paz Navarro. Salió el Arca de Jerusalén, viajó por el norte de África, huyendo de Cosroes, por Cartagena y Toledo, y con la invasión árabe llegó al Monsacro (Morcín), hasta que el Rey Casto la trajo a Oviedo, a su capilla, hoy la Cámara Santa; el Arca sufrió mil vicisitudes, hasta la revuelta de 1934. De roble negro, recubierta de plata repujada, grabada y nielada, contenía túnica y sangre de Cristo, pan de la última Cena, leño de la Cruz, leche de la Virgen, huesos de todos los apóstoles… (ni el maletín de Mary Poppins). Aún sin contenido, su continente bizantino, otoniano, mozárabe y románico es muy valioso, y más al añadir su inscripción cúfica, pendiente de descifrar. Nadie la revele, vendamos el misterio, no vaya a resultar un anatema, una especie de «Tonto el que lo lea».
Fuente: http://www.lne.es/