POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El lunes ardió el luminoso que anunciaba la sede del Centro Asturiano, en Uría esquina Milicias Nacionales. Es lo que tiene la luz, puede arder de puro resplandor. La luz es la manifestación de la moralidad, de la sabiduría y de las siete virtudes; su color blanco alude a esa síntesis de totalidad, que ya demostró Newton, símbolo de energía cósmica, de irradiación, que Ely Star, en “Les mystères de l’être”, sitúa en Oriente, donde nace el Sol y de donde vino la Estrella que orientó a los Reyes Magos, aunque el Centro Asturiano sea más de la Habana, más occidental. De acuerdo con Gaston Bachelard, en “La Psychanalyse du Feu”, y con Maxwell, en “On Physical Lines of Force”, sostengo que la ondulación transversal de la luz trasciende en la llama. Es comprensible, por lo tanto, que ardiera el luminoso del Centro, centro de la fuerza espiritual de nuestra ciudad, que acrisoló a Alfredo. Y cualquier día arde Alfredo.
Fuente: https://www.lne.es/