“En esta misma plaza de la Villa a la que me refería un día de bochorno de verano, una niña entre los muchachos que estaban bajo los soportales y con quien me puse a hablar, me dijo que su abuelo había sido pocero y tenía siempre agua fresquita, y un candil que nunca se apagaba para bajar al pozo. Parecía una mudejarilla, y creo que de ese encuentro nació mi relato del mismo nombre». Es el texto de la obra ‘Misrutas y homelands’ del insigne escritor morañego José Jiménez Lozano que permanecerá para siempre en el recuerdo después de que Ayuntamiento de Arévalo haya descubierto una placa sobre un monolito evocando al escritor abulense, premio Cervantes 2002.
Este lunes, Jiménez Lozano, fallecido hace algo más de un año, recibió un cálido homenaje de las gentes de Arévalo, en un acto promovido desde el Ayuntamiento a propuesta de la Asociación de Cultura y Patrimonio La Alhóndiga. Su presidente, Juan Carlos López Pascual, tuvo unas palabras de reconocimiento hacia Jiménez Lozano, y resaltó su vinculación con Arévalo y la comarca. Lo mismo que el alcalde de la ciudad, Francisco León, quien reconoció que es un orgullo para los arevalenses que un personaje como José Jiménez Lozano haya tenido tanta relación con esta ciudad y la comarca donde nació, concretamente en la localidad de Langa. Comentó también que el monolito mira hacia el río Adaja y hacia las tierras de Castilla que tanto amó Jiménez Lozano y sobre las que tanto escribió.
En el acto estuvieron presentes la viuda del escritor, Dora, y dos de sus hijos, Ángel y Javier. Fue precisamente la viuda quien se encargó de descubrir el monolito que estuvo cubierto por la bandera de Castilla y León hasta su inauguración. El acto también contó con la presencia del presidente de la Diputación Provincial de Ávila, Carlos García, quien tuvo unas palabras muy cariñosas hacia el escritor morañego
La vinculación de Jiménez Lozano con Arévalo viene desde la niñez del escritor, puesto que venía con su abuelo los martes al mercado, como recordaban sus hijos. También era frecuente verle en el monasterio Cisterciense de Santa María la Real La Trapa durante las celebraciones de la Semana Santa, como apuntó el cronista oficial de Arévalo, Ricardo Guerra.