POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
La concejalía de Seguridad Ciudadana pretende comprar 24.800 euros de pistolas eléctricas para reducir a los delincuentes con electroshocks; las descargas alcanzan al rebelde con un voltaje suficiente para confundir sus músculos, no atine a sostenerse en pie, pierda el control de los brazos, los esfínteres y la lengua y caiga al suelo rendido, sucio y babeante. Los precios de las pistolas, entre 50 y 100 euros, van desde 4.000kv de potencia hasta los 7.200 kv; con la partida que dotó el Ayuntamiento y apretando un poco las tuercas al proveedor podríamos adquirir en el lote trescientas pistolas, otros tantos botes de espray-pimienta y, por pronto pago, un par de ametralladoras Browning M2 Calibre 50, que abaten a cinco criminales por segundo. No obstante, me dan mal rollo los kilovoltios. Mi padre, alcalde de Pravia en los años 60, decía que invertir en armas y defraudar la esperanza era todo uno.
Fuente: https://www.lne.es/