POR JOSÉ MARÍA SAN ROMÁN CUTANDA, CRONISTA OFICIAL DE LAYOS (TOLEDO)
La Semana Santa es una época de penitencia y contricción…salvo en Cataluña. El señor Junqueras ha preferido saltarse a la torera el espíritu cristiano —¿el que tenía cuando rezaba tanto en la cárcel?— y manifestar a voz en grito que «si es necesario volver a la cárcel por el referéndum, volveremos». Caben dos posibilidades. La primera es que España vuelva a la razón y recuerde la importancia de la unidad y la ilegalidad y desconcierto que supone romper España en mil pedazos por los caprichos de quienes toman a nuestro país como una ruleta combada. La segunda, que toda esta pantomima siga en pie y perdamos todos. ¿Volverán a la cárcel? No lo creo en el hoy compartido. Y quizá tampoco sea una solución. Pensemos que, si vuelven a pasar el umbral de una celda, se cuidarán muy mucho de edificarse esa imagen martirial de la que son expertos y que en cualquier otro país de la Unión Europea daría risa.
Mientras todo esto se está hablando, mientras seguimos con las cortinas de humo con las que empezó un tal Artur Mas, el Estado de Derecho se resquebraja por momentos. Otro gran problema es, precisamente, el del maniqueísmo jurídico que se están dedicando a imponernos desde el sanchismo. Ese es el gran problema: el de jugar con lo justo y lo injusto, el de que la ilegalidad y la legalidad estén puestas en un tamiz demasiado fino en el que cabe lo que el cocinero quiere.
Es cierto que el arrepentimiento no está entre los requisitos para conceder ni indultos ni amnistías. Pero hay algo que se llama ‘sentido común’. Y ese sentido común nos dice que no se puede conceder ayuda a quien, lejos de pedirla, insulta y desprecia a quien ayuda. ¿Volverán a la cárcel los enemigos de España? La clave no es la cárcel, porque eso es un paso temporal. La clave es el arrepentimiento, que es un acto de la conciencia que queda para siempre.