EL CRONISTA OFICIAL, FRANCISCO ROZADA, RESEÑÓ LA IMPORTANCIA DE LA FIESTA, UNA DE LAS MÁS ANTIGUAS DE LA VILLA
Arriondas cerró ayer las fiestas del Carmen con una multitudinaria procesión desde la capilla hasta la carretera de acceso al cementerio. La celebración fue especial por varias razones. Para empezar porque la Cofradía de Nuestra Señora celebraba su 110º aniversario y lo hacía con nueva presidenta, la vecina Carmen Rozada.
Para seguir porque se cumplían exactamente sesenta años desde la última restauración del templo, que durante la Guerra Civil sufrió grandes destrozos por parte de la artillería. Así lo confirmaron asistentes como el cronista oficial de Parres, Francisco Rozada, quien reseñó la importancia de la fiesta, una de las más antiguas de la villa. Según los datos que maneja Rozada, la talla de madera fue traída entonces desde Valencia y costó 13.600 pesetas de la época, incluidos el embalaje y los portes.
La imagen, muy pesada, no salió al exterior por la dificultad del porte, pero sí lo hizo el estandarte de la Cofradía, a manos, una vez más, del lugareño Quique Solares. Abría la comitiva el niño Gonzalo Rodrigo Ortea portando una vela. Los asistentes, con el párroco Amaro Balbín a la cabeza, hicieron una parada a la entrada del cementerio antes de volver a la capilla para celebrar la misa, en señal de recuerdo por los devotos fallecidos. No quisieron perderse la cita autoridades como el alcalde parragués, Emilio Longo.
La nueva presidenta de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Arriondas agradeció ayer el apoyo de los vecinos para sacar adelante el evento. «Somos la única cofradía que queda en Parres y queremos darle un nuevo impulso con ayuda de los vecinos. Este año se incorporaron diez nuevos cofrades, una cifra récord porque normalmente suelen ser dos o tres», celebró. Todos ellos tuvieron el honor de lucir un escapulario ayer durante la ceremonia.
A su cita con el Carmen de Arriondas acudieron feligreses procedentes incluso de más allá del Atlántico. Fue el caso de la escritora puertorriqueña Tina Casanova. «Vengo siempre desde hace diecinueve años porque me gusta que se mantengan las tradiciones y ver cómo las mujeres se implican en el mantenimiento del templo. La pena es que no haya más gente joven», dijo. En la misma línea se expresó Fifi Parama, que fijó su residencia en Madrid hace medio siglo pero que nunca se pierde la fiesta parraguesa «porque es única y entrañable».
Fuente: https://www.lne.es/ – Cristina Corte