POR FRANCISCO JAVIER GARCÍA CARRERO, CRONISTA OFICIAL DE ARROYO DE LA LUZ (CÁCERES)
Entre el 26 y el 29 de abril de 2015 tendrá lugar en Arroyo de la Luz el Seminario Hispano-Mexicano, una actividad cultural que tendrá como sede, además de la capital de España, nuestra localidad, y ello gracias a las gestiones llevadas a cabo por el Ayuntamiento arroyano con las Universidades de Extremadura y la Complutense madrileña.
El tema central del Seminario por lo que respecta a nuestra población girará en torno a «Arroyo de la Luz y América» y tendrá lugar los días 26 y 27 de abril. El domingo 26 por la tarde se inaugurará el Seminario con una sesión preliminar donde el Cronista de la Villa ofrecerá unas breves notas sobre la historia del pueblo. Posteriormente varios profesionales (Serafín Nieto, Pablo Campos y José López Yepes), en una mesa redonda, acercarán la temática de la jornada a todos los presentes. El lunes 27 se completará el Seminario con nuevas y sugerentes conferencias.
Y es que no debemos olvidar que la conexión Arroyo del Puerco-América fue intensa casi desde los mismos inicios que se produjo la conquista de las zonas recién descubiertas y, fundamentalmente, por la posterior colonización y evangelización de aquellos territorios. Varios son, por consiguiente, los nombres de los arroyanos que podríamos referir a lo largo de todos los siglos modernos y contemporáneos, paisanos que de una forma u otra dejaron su impronta en lo que entonces formaba parte de las Españas.
De los nombres que mostraremos a continuación algunos han tenido cierta presencia en la localidad al estar relacionados con asuntos religiosos, o estar ligados con las familias más pudientes de la villa, el resto, que son la mayor parte de los que marcharon a las Indias, están completamente olvidados por los arroyanos de hoy día. Sirva este breve artículo para recordar a unos y otros.
Uno de los primeros arroyanos de los que tenemos noticias que marchó en este caso a la isla La Española (República Dominicana/Haití), fue García Fernández Mendo, un indiano que partió en 1506 en compañía de su hermano Alfonso que estaba residiendo en aquel instante en Garrovillas. Pocos años después el arroyano Martín Alonso, hijo de Martín Alonso y Teresa Pérez obtuvo permiso para marchar a Indias el 5 de julio de 1514. Un año más tarde, el 13 de junio de 1515 partió Pedro Alonso, y en 1528 también tenemos detectados otros dos paisanos, el 28 de febrero embarcó Juan Arroyo del Puerco, hijo de Juana Domínguez, y el 5 de marzo de ese mismo año «obtuvo licencia para pasar a Indias» Hernando Alonso que era hijo de Isabel Alonso.
Más conocidos son Diego Alonso Cid, otro indiano que marchó a América en 1580 y que casó allí con una indígena llamada Magdalena con la que tuvo al menos un hijo, un mestizo llamado Hernando y natural este último de Anserma (Santa Ana de los Caballeros), misma localidad colombiana donde murió su padre. A la muerte de Diego se fundó en Arroyo una capellanía para decir misa en la ermita de la Virgen de la Luz todos los sábados del año, regalándole además a su Patrona una corona de plata.
Fernando Ramírez Sánchez, fue otro arroyano nacido en 1584 y que a mediados del siglo XVII marchó a América como obispo de Panamá. Fue el rey Felipe IV el que presentó instancia a la Santa Sede para que fuese nombrado obispo de aquellas tierras. Elegido el 1 de septiembre de 1641 vino a su pueblo, donde se organizó un gran festejo popular, antes de marchar a su destino americano en 1643. Como el caso anterior también falleció en las Indias el 2 de junio de 1652 y al igual que Diego también fundó una capellanía en la villa. Tampoco quiso olvidar a su Virgen a la que envió una corona imperial de plata.
Otro arroyano ilustre que también recibió alta distinción en América fue Isidro Marín Bullón y Figueroa, que fue nombrado obispo de León en Nicaragua, después de haber recibido los estudios eclesiásticos superiores en la ciudad de Salamanca. Había nacido el 13 de mayo de 1703 y era hijo de Sebastián Antonio Marín, alcalde de la Santa Hermandad. Tomó posesión del obispado de Nicaragua a principios de 1746. Un año después pasó a la capital de Guatemala para tratar de «dotar la Santa Iglesia Catedral de León, cuya fábrica se hallaba muy pobre». Estando en esta ciudad murió repentinamente en 1748. Está enterrado en la catedral de Guatemala.
Otro arroyano que marchó a América donde llegó a ocupar el cargo de Fiscal de la Real Cancillería de Lima fue Diego Holgado de Guzmán. En este caso, y a diferencia de los dos anteriores, se trata de un indiano que una vez concluido su periplo americano regresó a su pueblo y se convirtió en mecenas de las principales obras arquitectónicas que tuvieron lugar en la villa durante el siglo XVIII. A él se debe, por ejemplo, la reconstrucción de la ermita de San Sebastián y la del hospital para pobres, inmueble hoy completamente desaparecido, un edificio del que pocos arroyanos conocen de su existencia y mucho menos de las dependencias y estructura que el mismo tenía.
Mayor conocimiento tenemos, gracias al estudio del profesor José López Yepes, del franciscano Fernando Parrón Camberos, otro arroyano que nació el 26 de marzo de 1724 y bautizado poco después, 6 de abril, en la iglesia de la Asunción. «En la Villa del Arroio el Puerco en seis días del mes de Abril de mil setezientos y veinte y quatro años, yo Don Francisco Pérez Flores, Cura propio de la Parrochial de esta dicha villa; Baptizé solemnemente a Fernando, hijo de Alonso Parrón y de María la Camberas, su muger. Fue su padrino Pedro Giraldo. Todos vecinos de esta dicha villa”. Del convento arroyano donde convivió hacia 1752 con otros 10 sacerdotes, 5 coristas, 3 legos y 5 donados, pasó como predicador el convento de Trujillo antes de marcharse a las Indias. Concretamente formó parte de la expedición a Nueva California participando en la fundación de la primera misión en aquellas tierras: la de San Diego de Alcalá (julio de 1769).
Ya en el siglo XIX, uno de los Olgado (sin la H, del que hemos nombrado anteriormente), concretamente Dionisio Olgado y Corchado fue otro arroyano en América, en este caso un militar destinado a las colonias. Dionisio fue primer comandante de Infantería y Teniente Gobernador de Nuevitas en la isla de Cuba, una ciudad portuaria del norte del país en la provincia de Camagüey. El 11 de agosto de 1854 Isabel II, «por la gracia de Dios y por la Constitución de la Monarquía española, Reina de las Españas», le condecoró con la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo con antigüedad desde 1851 y una vez que llevaba 25 años de servicio activo, incluyendo diez como oficial del ejército español.
Para concluir señalar otros nombres de arroyanos que, a diferencia de todos los anteriores, marcharon a América por la fuerza. Formaron parte del contingente militar que después del injusto sorteo de «quintas», y al no poseer su familia capital para redimir el servicio, como sí sucedía con las familias pudientes de la población, tuvieron que marchar a la Guerra de Cuba, isla desde donde ya no regresaron jamás. Estos son los casos del soldado Alejandro Arias Villalba que falleció en La Habana el 30 de septiembre de 1896 a causa del «vómito negro»; Juan Bermejo Martín que también falleció en la misma ciudad el 30 de enero de 1898; o Eleuterio Berrocal Villalba muerto el 13 de mayo de 1898 en Sancti Spiritus (Santa Clara), entre otros muchos. Es decir, sus nombres conformaron nuestros particulares «últimos de Cuba».
Fuente: http://www.hoyarroyodelaluz.es/