POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Cuanto más viejo más verde soy, quiero decir más ecologista, cuidadoso con el ambiente, los seres vivos, los minerales, el aire que respiro y el que no, el vacío, el silencio, lo humano, lo divino… Salgo a la montaña y trato de no pisar las margaritas, el boliche, las perdices, la tierra vegetal y hasta la rocalla. Por eso me duele que el arroyo de San Cloyo sea el basurero de Las Campas, el vertedero de Oviedo, cauce para televisores, butacas, neumáticos, tuberías, uralita, latas y botellas, ropa…, todo menos nutrias, ya no hablemos de la calidad del agua ni la calidad de las ratas. Y el río Nora ídem de ídem. De ahí que Equo y yo denunciemos la Escoba de Oro que gana el gobierno local todos los meses por lavar el asfalto y las aceras, cuando los comisarios de este galardón deberían mirar debajo, en los niveles freáticos de la Muy Noble; es decir, ¡debajo de la alfombra!
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