POR JOSÉ LUIS ARAGÓN PANÉS, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE LA FRONTERA (CÁDIZ)
La historia sucedió en agosto de 1889. Entonces, y desde mucho antes, el alumbrado público presentaba serias preocupaciones al Ayuntamiento chiclanero. La noticia recorrió España, por lo insólito y curioso del caso.
El periódico “El Globo” de Madrid fue el primero en insertarlo en sus páginas; después “La República”. Y, el bisemanario “El Mahonés”, la recogía de los dos periódicos anteriores: “Escriben de Chiclana a El Globo que en aquel pueblo no se enciende el alumbrado cuando el calendario reza que habrá luna. Pero el Ayuntamiento incluyendo una fuerte suma en los presupuestos para el alumbrado dice que no arde. Pues en eso está precisamente la gracia. Es una gracia como otras muchas. Pagar por lo que no se disfruta. No hay que murmurar. Quizás el Ayuntamiento de Chiclana tenga subvencionada a la luna para que alumbre el mayor número de noches posibles. Y así lo que se ahorre aquí abajo, haya que pagarlo allá arriba”.
En estas pasadas fiestas navideñas el alumbrado extraordinario ha tenido un protagonismo especial como viene siéndolo los últimos años. El alumbrado público ha sido y es un asunto importante para cualquier ciudad en todo tiempo de la historia y época del año. En las fiestas navideñas, el alumbrado público extraordinario es vital no solo para el comercio y la hostelería, sino para la ciudad y para la ciudadanía que la disfruta, porque la luminosidad, unida a un prisma de colores, tiene sobre las personas un efecto muy especial gracias a una serie de parámetros sensitivos que producen salud corporal fisiológica y bienestar emocional. Hoy sería impensable una ciudad sin luz por la noche, salvo que nos hallemos en una situación de emergencia, guerra u otro acontecimiento extraordinario.
La primera referencia que tenemos de la instalación de la luz eléctrica en Chiclana la leemos en el periódico “El Guadalete”, el 13 de noviembre de 1892, que la toma del “Independiente” periódico local de Chiclana: “Hoy ha estado en esta población don Aniceto Abásolo, comisionado por el notable electricista D. Isaac Peral, para ver el modo de instalar aquí el alumbrado eléctrico”.
No era una simple idea, más bien un proyecto que tenía visos de realidad, y que iba en serio, pues no solo visitó al alcalde, Francisco Toyos Misut, sino que lo hizo al abogado, que pronto sería alcalde, Gonzalo Medina Avendaño y a Juan Galindo, abogado, exalcalde y exdiputado en periodos corporativos anteriores, además de “otras personas que secunden este proyecto, y en breve convocará en el Ayuntamiento una reunión de vecinos que se asocien á tal idea”. No era mala teniendo en cuenta que en octubre se acababan de adquirir por la poca luminosidad que presentaba la ciudad, doce farolas de petróleo para instalarlas en el edificio del ayuntamiento, en la propia calle Risso, en la calle Duque de la Torre (de la Vega), en San Telmo, en la calle Paloma, Santísima Trinidad, San Pablo, Almendral etc.
“El alumbrado público es detestable y sin duda alguna reconoce como una de las causas el que no se deja la respectiva comisión la libertad para el desembarazo que requiere (…) lo mismo en lo que respecta a la adquisición del petróleo que a lo que se relaciona con la reparación y distribución de las farolas (…) Chiclana necesita urgentemente mejorar sus condiciones higiénicas (depósitos de hojalata por de porcelana)”.
Tanto era así, que en la sesión de Cabildo del 2 de diciembre en un punto 11º el alcalde dio cuenta de la reunión habida entre varios vecinos de esta localidad al objeto de “tratar de la sustitución del actual sistema de alumbrado público por el de electricidad, agregando que siendo este sentimiento general, el Ayuntamiento debiera adoptar un acuerdo en que se demuestre que está dispuesto a secundar la idea; y el Concejo después de una amplia deliberación en la que todos los Sres. presentes demostraron el mayor entusiasmo por dicho proyecto, acordó por unanimidad aceptar de principio a que el pensamiento, sin perjuicio de adoptar los acuerdos que procedan, tan pronto se hagan proposiciones para llevar a cabo aquella reforma tan beneficiosa para la localidad”.
En esta época, Abásolo, era socio del célebre Isaac Peral Caballero (1851-1895), marino, militar, científico e inventor del primer submarino eléctrico español en 1888, ya retirado de la Marina. Ambos serían los impulsores de la instalación de la luz eléctrica en otras ciudades de la provincia en 1894.
Hasta la sesión ordinaria de Cabildo del, 5 de junio de 1896, no se llevó a la vista “el expediente instruido para sacar a concurso el servicio del alumbrado público de esta Ciudad por medio de la electricidad”. Expediente y licitación, que quedaron desiertos por segunda vez por falta de inversores. Y, dos años más tarde, el 13 de noviembre de 1898, el alcalde de la ciudad, José Mª Quecuty, inauguraba el alumbrado público.
Publicado hoy en El Periódico de Chiclana, pp. 18-19.
Bibliografía:
-ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE CHICLANA: AA. CC. Legajo nº 53. Sesión ordinaria, 2 de diciembre de 1892.
-ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE CHICLANA: AA. CC. Legajo nº 54. Sesión ordinaria, 5 de junio de 1896.
-BIBLIOTECA VIRTUAL PRENSA HISTÓRICA. Ministerio de Cultura y Deporte: El Guadalete: periódico político y literario. Año XXXVIII. Nº 11.235. 13 de noviembre de 1892.
-BIBLIOTECA VIRTUAL PRENSA HISTÓRICA. Ministerio de Cultura y Deporte: El Mahonés: bisemanario católico popular y de noticias. Año III. Nº 67. 21 de agosto de 1889.
-BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA. Hemeroteca Digital: La República, diario Federal. Año VI. Nº 1737. Madrid, sábado 17 de agosto de 1889.
-FOTO: Alumbrado extraordinario de Navidad en la calle de La Plaza, diciembre 2023.