POR JOSÉ LUIS ARAGÓN PANÉS, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE LA FRONTERA (CÁDIZ)
El carnaval o carnestolendas no tiene, como se creía, un origen pagano en la Antigüedad, propia de la civilización y cultura occidental greco-romana, aunque sí existen ciertos elementos comunes. El carnaval tiene una gran vinculación y un sentido antropológico vital con nuestra religión judeocristiana.
En España, como en toda la cuenca europea mediterránea –por asimilación cultural– el carnaval nació unido al cristianismo en un indeterminado tiempo en la Edad Media. En esa época lejana, sienta sus bases el carnaval, según el antropólogo Julio Caro Baroja (1914-1995), pues “se opone como tiempo predecesor, a la Cuaresma, que es un tiempo de ayuna y abstinencia, de recogimiento…” Sin Cuaresma no habría carnaval, o el vocablo que se designó durante siglos: Carnestolendas –privación de carnes–. Aunque la mayoría de los investigadores sitúan históricamente, al carnaval propiamente dicho, en el siglo XVI.
Así, el historiador Agustín de Horozco (1550-1620) lo menciona en su libro, “Historia de la ciudad de Cádiz” (1591): “(…) muchas retamas que por aquí se criaban (…) y tanta cantidad que en el tiempo de las Carnestolendas por regocijo sirven de aflecho o salvado”. Por tanto, en Cádiz, ya existía la fiesta con anterioridad a esta fecha. Tal vez circa de 1625 sin contar que, en Gades, próspera ciudad hispanorromana, posiblemente se hubiesen dado fiestas paganas o de carnestolendas desde los primeros años del cristianismo, lo cual coincidiría con Caro Baroja. El concepto no se recogió en el diccionario de la Lengua Española hasta 1780.
Los datos para la villa de Chiclana, aún son escasos y están íntimamente unidos al carnaval gaditano. La relación comercial y social de Cádiz con nuestra localidad, sobre todo desde el siglo XVI, fue un factor determinante en el carnaval chiclanero. En el libro, “El carnaval secuestrado o historia del carnaval” (2002), del profesor Ramos Santana, de la Universidad de Cádiz, hallamos una referencia Chiclana, que también señala el Dr. Sacaluga Rodríguez en su tesis doctoral (2014): “Chiclana, 6 de febrero de 1763: Es imponderable el número de mercaderes de las calles de San Francisco y San Agustín de Cádiz, que vienen a pasar el carnaval a esta villa, pues desesperanzados del consumo de bujerías, por el acuerdo de las señoras de Cádiz, en la no ampliación de máscaras y Bayles, vienen a tomar los Ayres del Campo, y entretenerse en formar flores, y spiochas, negras y moradas, para imponer nuevos censos a las faldriqueras de los maridos, y cortejantes, hacerlos penitentes, y no arrepentidos”.
Una fecha referencial de nuestro carnaval en la prensa histórica es la del 2 de marzo de 1854, en un inserto del periódico gaditano, La Palma: “El carnaval [en Chiclana] ha estado serio. La atmósfera fría y el vino caro, no podía animar los espíritus para andar por esas calles cantando y riendo”. Nota tan escueta nos impide conocer algo más de aquellos carnavales.
A finales del siglo XIX el Ayuntamiento intervenía –mínimamente– en la fiesta con la participación, durante los tres días de carnaval, de la banda de música municipal. En el punto sexto de la sesión ordinaria de Cabildo del, 29 de marzo de 1895, el alcalde José Mª Quecuty Aragón “manifestó que, con objeto de proporcionar alguna distracción al vecindario en las pasadas fiestas del Carnaval había dispuesto que, durante las noches de dichos días, tocase la banda de música en la calle Duque de la Torre –calle de la Vega–, cuyo servicio había estipulado en 125 pesetas”. Gasto que, por supuesto se acordó aprobarlo.
Ese mismo año, en septiembre, cuando se recibía en el Ayuntamiento la primera oferta para la instalación del alumbrado eléctrico, se ofrecía dentro del contrato un alumbrado especial durante los 11 días de fiesta que se celebraban en la ciudad, entre los cuales se incluían los tres días de carnaval. Esta costumbre se fue convirtiendo en tradición en los siguientes años y décadas.
Así en el Cabildo celebrado febrero de 1923, antes del golpe de Estado del general Primo de Rivera, en su punto 11º, la presidencia expuso al Cabildo que “siguiendo costumbre de años anteriores pensaba durante las próximas fiestas de carnaval poner alumbrado extraordinario en la calle Cinco de marzo –calle de la Vega–, y que en la misma tocará la banda municipal durante esos días, cuyo gasto al objeto de no gravar mucho al ayuntamiento había dado órdenes para que se cobrase el arbitrio que hay consignado en presupuestos sobre ocupación de la vía pública por mesas y sillas. El Ayuntamiento así lo acordó.”
Anteriormente, en 1911, una breve nota del corresponsal en Chiclana del periódico madrileño, El Día, escribía: “Pasaron las fiestas de Carnaval, por cierto, bastante animadas gracias á las acertadas disposiciones de nuestra primera autoridad D. Manuel Romero, no habiéndose registrado ni el más leve conato de riña, demostrando con esto el grado de cultura á que se halla esta hermosa ciudad”.
[Publicado hoy en El Periódico de Chiclana, pp. 18-19]
Bibliografía:
-AHMCh. Legajo nº 54. Actas Capitulares. Sesión ordinaria de Cabildo del 29 de marzo de 1895
-AHMCh. Legajo nº 54. Actas Capitulares Sesión ordinaria de Cabildo del 27 de septiembre 1895
-AHMCh. Legajo nº 58. Actas Capitulares Sesión ordinaria Cabildo del 23 de febrero 1923
-BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA. Hemeroteca Digital. Periódico, El Día, diario político neutral. Año IV, nº 939. Madrid, lunes 6 de marzo de 1911
-BIBLIOTECA VIRTUAL PRENSA HISTÓRICA. Ministerio de Cultura y Deporte: La Palma, diario de avisos, mercantil, industrial, agrícola y literario, nº II, 2 de marzo de 1854.
-DE HOROZCO A. (1591): “Historia de la ciudad de Cádiz”. Edición de 1845. Imprenta de don Manuel Bosch. Cádiz
-RAMOS SANTANA, A (2002): El carnaval secuestrado o historia del carnaval. Quorum libros. Cádiz.
-SACALUGA RODRÍGUEZ, I. (2014): “El Carnaval de Cádiz como generador de información, opinión y contrapoder: análisis crítico de su impacto en línea y fuera de línea”. Universidad Europea Madrid.
FUENTE: https://www.facebook.com/joseluis.aragonpanes