POR ANDRÉS ALBERTO AMARILLA TORIL, CRONISTA OFICIAL DE SANTA MARTA DE MAGASTA (CÁCERES)
Posible ubicación de ciudades perdidas recogidas en las crónicas medievales pero de las que no se ha podido asegurar su localización, en otro tiempo fue el destino, partida y parada de transitados caminos hoy perdidos y borrados del terreno. Pero como furtivos testigos de la historia, elementos como la toponimia u otros itinerarios tradicionales, nos permiten quizás reconstruir los pasos de nuestros lejanos antepasados.
Alejada y aislada en un agreste y bello paraje mediterráneo y de ribero, La Villera también pudo ser refugio o escondite para quien huía de la barbarie de la guerra (en el primer caso) o de la Justicia (en el segundo).
A sus impresionantes murallas agarenas, se le añaden otros restos materiales que dan fe de lo que, aunque parezca ahora mentira, fue un lugar de vida y movimiento.
Pero aún con todo, el lugar de La Villeta del Azuquén sigue sin poder contarnos todo lo que allí ha acontecido durante milenios, guardando secretos misterios que quizás nunca lleguen a revelarse, lo que ha dado pie a leyendas que se han transmitido oralmente entre los lugareños que alguna vez anduvieron por estos campos.
Un lugar desconocido al que ya casi nadie le da la importancia y valor que atesoró y se ganó durante siglos, y que espera dormido un redescubrimiento que quizás nunca llegue.
Referencia bibliográfica: AMARILLA TORIL, Andrés Alberto, «La Villeta del Azuquén. Una ciudad perdida entre riberos (II)», Alcántara, Revista del Seminario de Estudios Cacereños, 97 (enero-junio 2024), pp. 43-67.