ARTISTAS DE LA REGION QUE HACE UN SIGLO APUNTABAN MANERAS.
Nov 05 2024

POR JOSÉ ANTONIO MELGARES GUERRERO, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA Y DE CARAVACA (MURCIA)

La prensa regional comunicaba a sus lectores el 9 de octubre de 1924 (ahora hace un siglo) la apertura de curso en la Academia de Bellas Artes de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, entonces tan viva aun en su actividad, en claro contraste con la actual. El acto contó con la presencia y discurso del académico numerario de la misma D. Andrés Sobejano Alcaina (a quien conocimos, muy mayor ya, los de mi generación y anteriores), que versó sobre el tema ‘El argumento artístico en la cuestión de la Regionalidad Murciana’ (de actualidad en nuestros días). En dicho acto se distribuyeron también los correspondientes diplomas de aprovechamiento y aptitud a los alumnos y alumnas del centro en cuestión, premiados en el curso anterior, hasta un número de cuarenta y cuatro.

Entre ellos hay muchos nombres que pasan desapercibidos en el mundo del Arte Regional contemporáneo o, cuando mucho, fueron conocidos en su círculo social o familiar, figurando sus obras en colecciones privadas. La mayoría de ellos no saltaron el umbral del éxito por razones muy diferentes, a pesar de su paso por la Academia de la Económica, única institución entonces para el aprendizaje y perfeccionamiento en Murcia, además de los talleres y estudios de los propios artistas.

Otros sí alcanzaron cotas de conocimiento y reconocimiento social a su obra creativa posterior. Es el caso del pintor Antonio Gómez Cano, o del escultor Juan González Moreno

Nombres como los de Pilar García-Villalba Carcelén, Joaquina Padín Montes, Antonia Tomás o Fuensanta Pacheco, quienes, entre otros, obtuvieron «diploma de primera clase en la especialidad de dibujo». Joaquín López Guillén, Salvador Segovia o Bartolomé Fernández Ambit, también entre otros, que obtuvieron sus correspondientes diplomas en la clase de Dibujo de Figura, Modelado y Vaciado; así como el de Dibujo Lineal aplicado a las Artes, obtenido por Francisco Pagán Redondo; y el de Dibujo Lineal de adorno y topográfico por José Vicente Nadal, Antonio Dólera e Isidoro Torreblanca. A cualquiera de ellos y a otros cuya relación se extendería en demasía, quizás algún lector haya llegado a conocer, o incluso pudo escuchar sus nombres en ambientes tangenciales al mundo del Arte.

Otros, sin embargo, sí que alcanzaron cotas de conocimiento y reconocimiento social a su obra creativa posterior. Es el caso del pintor Antonio Gómez Cano, quien recibió en aquella ocasión diploma por su aptitud en el dibujo de figura, modelado y vaciado, con 12 años de edad (había nacido en 1912 como es sabido), quien comenzó a pintar en el taller de su padre, y coincidió en la Económica con la generación de artistas de los años veinte: Pedro Flores, Luis Garay, Ramón Gaya o González Moreno, distinguiéndose siempre por su tendencia impresionista.

También el escultor Juan González Moreno, que recibió el mismo diploma que Gómez Cano, a los 16 años (pues como también es sabido nació en Aljucer en 1908), quien se inició en el mundo del «belenismo» y fue alumno en La Económica de José María Sanz. Su obra es más que conocida en el aspecto monumental urbano y, sobre todo, en la imaginería de Semana Santa.

Finalmente, otro de los artistas a quien se premió por la Económica, en 1924, y cuya obra fue aceptada y reconocida por la sociedad murciana de la posguerra española, fue Antonio Villaescusa Morales, quien se dedicó fundamentalmente a la enseñanza, siendo catedrático de Dibujo en el Instituto de Caravaca entre 1936 y 1938, donde una de sus alumnas fue mi propia madre, quien siempre guardó de él un grato recuerdo. Precisamente allí, junto al escultor Juan González Moreno y el alcalde Gregorio Ros, colaboraron en el salvamento del tesoro litúrgico de la Vera Cruz, destinado por el gobierno de la II República a la fundición con fines bélicos.

Pocos los elegidos

Menos conocido, quizás empañada su obra por la de su primo, el arquitecto Pedro Cerdán Martínez, también recibió Diploma de la Económica en 1924 el luego arquitecto Pedro Cerdán Fuentes, cuya obra creativa arquitectónica es poco conocida, reduciéndose al proyecto para un grupo escolar de seis grados, para niños, en Caravaca, en 1952. Como en tantos aspectos de la vida, también vale aquí la frase bíblica que afirma: «Muchos son los llamados y pocos los escogidos».

FUENTE: https://www.laverdad.es/culturas/artistas-region-siglo-apuntaban-maneras-20241104012402-nt.html

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