POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
Dos películas magníficas, de las España e Irlanda profundas; una con las energías renovables de fondo, la otra con el aburrimiento rural.
En «As bestas», de Sorogoyen, lo borda Marina Foïs, en el papel de Olga; menos Antoine, Denis Ménochet, aunque ganó un Goya; y magistrales los actores de reparto, Luis Zahera y Diego Anido. La escena en el bar, cuando Antoine invita a vino a sus antagonistas, es antológica: actuación, tono y diálogo, incluido el silencio de Anido.
«Almas en pena de Inisherin», de Martin McDonagh, cuenta cómo a Colm (Brendan Gleeson) le aburre Pádraic (Colin Farrell), le parece que la amabilidad de su amigo le quita tiempo para componer y trascender con el violín.
«As bestas» empieza con caballos, tiene mucho del Far West y entra en el conflicto de cultivar el territorio o entregarlo a las multinacionales; «Almas en pena…» pone en danza aquello de pueblo pequeño, infierno grande. En ambas aldeas se cierne la desertización.