CONFERENCIA OFRECIDA POR JOSÉ LUIS GÓMEZ BARCELÓ, CRONISTA OFICIAL DE CEUTA
Bajo este sorprendente título discurrió la conferencia pronunciada por José Luis Gómez Barceló en la Casa de Ceuta en Cádiz, encuadrada en la cuarta jornada de la XVIII Semana Cultural de esta asociación.
Es Gómez Barceló persona muy allegada a esta Casa, de donde es caballa de oro, y a la que ha ilustrado en diversas ocasiones con su erudición y la amenidad que le proporciona su fácil verbo y su dilatada experiencia como conferenciante.
Su condición de cronista oficial de Ceuta conlleva un extensísimo conocimiento de las familias ceutíes a lo largo del tiempo y, en resumen, de la historia de la ciudad como quizá ninguna otra persona contemporánea. Su exposición ha girado en torno a la figura de José Gabriel Vázquez-Varela Borsino, el ‘pollo Varela’ como era conocido en Madrid, un personaje singular de la segunda mitad del XIX/comienzos del XX, una verdadera estrella tanto de la crónica negra como de la prensa rosa de su época, equiparable a uno de esas figuras que ocupan páginas de periódicos, revistas del corazón e incluso programas de televisión de nuestros días.
Fue tan conocido en su día que aún hoy existe en Madrid la ruta turística del pollo Varela. De familia bastante acomodada y enraizada en La Coruña, nace sin embargo en Cádiz por circunstancias en 1866, pero muere en Vigo, en 1915, tras su forzada estancia en Ceuta. Comenzó Gómez Barceló presentando la situación de los comienzos del arte de la fotografía en relación con Ceuta. Habló de los daguerrotipos y posteriores calotipos (el primero de éstos en España se realizó en 1848). La primera referencia a un estudio fotográfico en Ceuta se remonta a 1864, con un tal Antonio Arrabal Álvarez.
Luego aparecen, entre otros, José Olivares, Luciano González, Tendero, y Gonzalo Casas Fontanals. Para poder enmarcarlos en fechas existe la dificultad de no aparecer en los censos por ser estos fotógrafos confinados en su gran mayoría. Otra dificultad es la de que estos primeros fotógrafos-convictos una vez cumplidas sus penas se volvían a la península en su mayoría. Debe tenerse en cuenta que la fotografía, en sus comienzos, estuvo plagada de falsificadores, por lo que se comprende la dualidad fotógrafo-preso.
Así mismo, otros fotógrafos proceden en su origen del mundo de la justicia, en donde esta tecnología siempre ha tenido gran importancia, como es el caso de los Arbona y de los Rubio, conocidos fotógrafos ceutíes. El caso de este ‘pollo Varela’ es, pues, el de un señorito madrileño con bastantes posibles pero cuya madre lo vigilaba controlándole el dinero dada sus tendencias a la vida bohemia y a enredarse con faldas.
En un primer suceso parece que apuñaló a su progenitora por lo antes expuesto, pero ella atestiguó que se había tratado de un accidente. Dos años después la buena señora aparece asesinada pero el pollo tenía coartada : la de estar preso por un delito de robo. Este es el famoso crimen de la calle Fuencarral, que tanto en el episodio de tentativa como en el de fallecimiento fue aireado por la prensa madrileña y nacional a toda página, cosa que al parecer le gustaba al individuo.
No obstante el caso se complicó por existir sospechas de que el director de la cárcel, José Millán-Astray (padre del fundador del Tercio de Extranjeros) había estado en connivencia con nuestro pollo Varela. Se montó un escándalo considerable y Millán-Astray es cesado en Madrid y trasladado a Ceuta con el mismo cargo (¿casualidades de la vida?).
Mientras tanto, nuestro pollo contaba con el mejor abogado criminalista de la época, Romero Robledo, ex-ministro del gabinete. Es el juicio del siglo, cuando se emplea por vez primera la medicina forense. Es absuelto pero la criada paga el pato siendo condenada a garrote vil, cabiéndole el triste récord de ser la última mujer ajusticiada en España.
Tras ésto, el pollo Varela continúa su vida de depravación y es acusado de haber defenestrado a una de sus amantes con resultado de muerte: es el crimen de la calle Carretas, otro suceso de gran impacto mediático, pero esta vez ni Romero Robledo le libra de una condena de 14 años y 8 meses además de 8000 ptas (una fortuna de la época), siendo destinado al penal de Ceuta.
Es ya tan famoso que hasta Pérez Galdós habla de él. Al cumplir las tres cuartas partes de la condena ya puede circular libremente por Ceuta y monta su primer estudio, y como tiene dinero, se hace con los mejores instrumentos y demás medios para nutrir su estudio, porque durante los años de reclusión total parece que aprendió fotografía en los talleres de la prisión.
Parece que su fortuna a la sazón se establece en tres millones de reales. Alcanza el éxito probablemente por su popularidad, aunque sea debido a los crímenes que se le imputan, y logra la fama de ser el fotógrafo de los niños. Se anuncia en prensa a escala nacional.
En 1910 vende el estudio de calle Duarte 5 a un tal J. Gálvez (otro convicto) y se vuelve a la Galicia de su familia, donde sigue con su carrera exitosa de fotógrafo muriendo en Vigo como ya antes hemos citado. La intervención de José Luis Gómez Barceló fue acogida con fuertes aplausos por una sala llena de oyentes, recibiendo de manos del presidente de la Yeza un recuerdo de su intervención y la expresión de su agradecimiento. Redacción.
Fuente: https://elfarodeceuta.es/asesino-en-madrid-fotografo-en-ceuta/