POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

Después de un olvido muy acusado le ha llegado la hora a ese tramo de la N-630, que une Zamora y la noble Benavente. Treinta años de espera y llegamos a la tristísima conclusión que de milagros nada. En conjunto más bien parece obra del maligno en una bien tramada gesta de la que ya veremos cómo se sale. La Administración se ha multiplicado por nueve. De las dos que se repartían históricamente la unidad peninsular se ha pasado a dieciocho. Bueno y provechoso nos será recordar a don Juan Valera, Galdós, Marañón, Unamuno y del otro lado a Oliveira Martins cuya historia de la civilización ibérica es una auténtica joya de obligada lectura. A partir de 1850, las campañas de prensa iniciadas a la vez en Lisboa y Madrid, allí con Sinibaldo de Mas con su revista «Iberia» y en Madrid desde la prensa conservadora, sin olvidar hasta la célebre «Guindilla» que trató con su genio y su picante la división ibérica profundas raíces histórica y al que según parece las altas instancias de este lado celosas de sí misma ha vuelto la espalda.

Castilla hoy como parte más responsable dentro de esas dieciocho parcelas, lleva en su alma histórica una mancha, una profunda herida en su corazón, desde hace siglos. Desde el reparto taifero del triste trienio del 75 al 78 la responsabilidad de Castilla se ha acentuado sensiblemente. No ha dedicado ese mínimo de atenciones que se deben a situaciones históricas pendientes de una solución. Curiosamente han comenzado a resolverlo los pueblos y las gentes de La Raya desde sus valores cívicos y espirituales, con un conjunto de actividades dignas de más alto nivel sin que por esos otros niveles se ven atenciones como por ejemplo esos tres tramos de la Nacional 122, uno por legislatura, que debería estar dando actividad desde hace veinte años. Ni siquiera está en proyecto mientras que hay obras cuya justificación está en ese conjunto de defectos e incapacidades nacidos con el ya célebre trienio citado. Cuando Hispania vuelve a estar desde el Finisterre al de San Vicente y desde Reus a Gata, entonces podemos estar tranquilos y seguros. La 122 y el ejemplo de los pueblos de Aliste y Trás-os-Montes merecen toda clase de atenciones.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/