POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
El edificio, siendo beaterio, fue construido, a partir de 1673, por el IV conde de Montijo, don Cristóbal Portocarrero Guzmán y Luna. Erigido convento, en 1704, de hermanas pobres de Santa Clara, bajo la advocación del Santo Cristo del Pasmo. Este monumento luce ahora todo su esplendor por los grafitis que hay en sus fachadas, hasta en la recién restaurada por el Ayuntamiento que está en la calle Hernán Cortés (antigua de Acinco). Tremenda salvajada y barbaridad contra el patrimonio, hecha por unos salvajes.
Hoy más que nunca, en calidad de Cronista Oficial de Montijo reproduzco está afirmación: “Cuidad de vuestros monumentos y no tendréis necesidad de restaurarlos” (John Ruskin). Este escritor y crítico de arte británico fue así también de rotundo: “Los antiguos edificios no son nuestros. Pertenecen en parte a los que los construyeron, y en parte a las generaciones que vendrán. Los muertos aún tienen algún derecho sobre ellos: aquello por lo que trabajaron…nosotros no tenemos derecho a destruirlos. Tenemos libertad de derribar lo que nosotros mismos hemos construido. Pero aquello por lo que otros hombres entregaron su fuerza, su salud y su vida, su derecho sobre ello, no acaba con la muerte”.
Dice Borges que en el hoy están los ayeres. Lo del convento de las clarisas es un ayer torturado. Cuánta barbaridad, daño y salvajada derramada contra la historia y la cultura de un edificio que tiene cerca de 350 años de vida. Espero que se tomen medidas contra las causantes de estos atropellos y caigan sobre ellos las sanciones que correspondan, junto con los gastos de la restauración del daño producido. Sin son menores de edad paguen los gastos sus padres.