POR PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA, (ASTURIAS)
La emoción se educa, es decir, sobre gustos hay mucho escrito. Es bueno que Asturias se conozca en Australia, con nuestro himno por bandera; como es bueno que Marta Sánchez cante el himno de España, a pesar de la letra que le endilgó; la masa, a efectos artísticos, es poco exigente.
Mira Manolo Escobar. Decía mi padre, luego se lo oí a Eco, que una cosa son los datos estadísticos y otra los datos críticos. Y que una cosa es el fondo y otra la apariencia.
Cuando yo era niño aspiraba a escribir mis versos a máquina, la letra de molde imponía, como los cuadros enmarcados; hoy el envoltorio por antonomasia es la televisión, la pantalla luminosa glorifica los becerros, por fluorescencia y megafonía toca el ojo y la oreja de la canalla.
Sí, escuché a Oskar Proy declinando el himno de Asturias y constato con qué inveterada porfía celebramos nuestra decadencia. Ya veo a Oskar pregonando San Mateo.
Fuente: http://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/australia-patria-querida.html