POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
De este tiempo preciso en el que la vid derrama lágrimas verdes de primavera, la espiga de trigo faena para desarroparse de la caña, mientras que la diosa Minerva presiente ya su embarazo, principiando así sus afanes y quehaceres que nos traerá allá, bajo el celeste inmaculado de los cielos de diciembre, en el olivar, un parto generoso en la gloria líquida hecha aceite.