POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Llega el otoño y con él, las nueces. Este año, al menos en lo que yo veo, las nueces vienen «adelantadas» por el «aquel» de la sequía y el calor y, claro, la consecuencia inmediata es que son más bien pequeñas y un «pelín roínes», que decimos en Colunga.
Bien es verdad que si «les nozales» están en terreno húmedo («avegosu») , cercano a un río o arroyo («regatu»), esa sequía no se acusa y el fruto será grande, bien relleno y sabroso.
¡Ojo! Me he equivocado. El fruto, propiamente dicho, es el escuezno verde («el muergu») que envuelve a la semilla (la nuez, propiamente dicha) y que no se come, aunque pueda tener diversas aplicaciones debido a su contenido en hidroyuglona y yuglona (oxinaftoquinona). Luego se lo cuento.
Decían los antiguos, pero muy antiguos, que las nueces secas son indigestas y que por tal causa eran preferibles las verdes; y que éstas, comidas en gran cantidad en ayunas, son útiles para eliminar las lombrices. Hoy se sabe que el aceite de nueces es cardiosaludable y por tal razón se aconseja comer DIEZ NUECES al día, cosa que justifica el refrán con el que encabezamos este comentario.
Otros dicen que las nueces son afrodisíacas, y su afirmación la basan también en dos refranes muy antiguos: «Por San Justo y San Pastor entran las nueces en sabor, las mozas en amor y las viejas en dolor».
Recuerden que los Santos Justo y Pastor («los Santinos de La Riera de Covadonga») celebran su fiesta a primeros de agosto y, claro, pasado el verano, cuando las nueces tienen su mejor sabor, las mozas ansían buenas dosis de amor.
Así lo confirma el segundo refrán: «Pan con nueces y amor mil veces».
Y ya que hablamos de refranes, quizá muchos de ustedes conozcan aquel que advierte: » So la sombra del nogal, no te pongas a recostar». Refrán y advertencia que hacía Andrés de Laguna , médico de nuestro rey Carlos I y V Emperador de Alemania: «la sombra del nogal es a todo animal muy pesada y dañosa, principalmente si a ella se duerme…».
¿Por qué es «dañosa»?
La hidroyuglona y la yuglona, presentes en las hojas verdes y escueznos de la nuez, al caer al suelo y deteriorarse por la acción del agua y del oxígeno del aire, se transforman en ácido gálico y este en pirogálico con un ligero desprendimiento, durante el proceso de oxidación, de monóxido de carbono (CO), que es un gas tóxico.
Al tener el árbol una copa ancha y muy cercana al suelo, impide una buena «ventilación» y, claro, quien esté bajo su sombra, al inhalar un poco de CO, sentirá somnolencia, náuseas, dolor de cabeza, malestar…
Bueno, bueno…
Como ustedes, supongo, «irán a robar nueces donde les hevia» y al «eliminar el muergu» mancharán sus manos, pues les recomiendo que no lo tiren. Recójanlo en una bolsa, lávenlo y macérenlo en orujo (ejemplo: 6-8 escueznos en 1 litro de orujo) durante 9 lunas. Es decir, sáquenlo a la luz de la luna por la noche y pónganlo a la sombra durante el día.
Pasado ese tiempo (¡9 lunas!) agreguen 1/2 litro de almíbar y una rama (palo) de canela. Agiten bien para homogenizar la mezcla… y nueva exposición durante 9 noches a la luz de la luna. Si creen que les resultará muy dulce, rebajen la cantidad de almíbar.
Favorecerán los procesos digestivos si toman una copita de este brebaje (del latín «bibere») después de comer o de cenar. Si padecen de una diarrea imprevista, es un remedio eficaz para «cortarla».
NOTA.- Algunos recetarios de los siglos XVII-XVIII aconsejan complementar la canela con 4 clavos de especia y «una sospecha» («una pizca») de nuez moscada.