POR JESÚS MARÍA SANCHIDRÍAN GALLEGO, CRONISTA OFICIAL DE ÁVILA.
Especial protagonismo este año al cumplirse el 40 aniversario de la muerte de su hijo más célebre, Claudio Sánchez-Albornoz Menduiña (Madrid, 7 de abril de 1893-Ávila, 8 de julio de 1984), será homenajeado en la clausura de la Feria del Libro de Ávila.
En este caso, Ávila debe una cuota importante de su grandeza en el mundo a la figura de don Claudio, historiador, político, diputado y ministro durante la Segunda República y presidente de su Gobierno en el exilio entre 1962 y 1971, por lo que ha sido extraordinariamente laureado a lo largo de su carrera, cuyo prestigio internacional, así como a su asombrosa trayectoria académica, publicista y política que le hizo merecedor de numerosas distinciones, reconocimientos y premios por parte de universidades, academias, patronatos, ayuntamientos, diputaciones, gobiernos y otras instituciones.
Ahora destacamos la permanente presencia de Ávila en su obra, donde se cita en incontables publicaciones, escritos, entrevistas, declaraciones, estudios, conferencias, homenajes y exposiciones que recogen el pensamiento y el discurso de nuestro historiador, en cuya añoranza de desterrado durante 43 años escribe: “Sentado ante mi mesa de trabajo… una fotografía de la gran puerta de la muralla de Ávila frontera a San Vicente, fotografía que tengo de continuo ante mis ojos, me tortura con una lluvia de remembranzas y de emociones de antaño”.
El recuerdo de Ávila se repite en bastantes ocasiones: «Yo escribo estas líneas teniendo delante de los ojos una foto de la gran puerta de San Vicente de nuestra muralla, junto a la cual, en el interior de la ciudad, se alzaba la torreada casa de mis abuelos [en el palacio de los Verdugo]”.Y en carta de agradecimiento al Ayuntamiento de Ávila por las distinciones que le otorgó, de 27 de mayo de 1980, añade:
“Durante cuarenta y cuatro años que he estado en exilio siempre, siempre Ávila ha estado en mi corazón y en mi pluma y he consagrado a su recuerdo y a su elogio muchas páginas… contemplando un óleo de un pintor conciudadano nuestro (Caprotti?) en que aparecen las murallas” (DAV, 11/06/1980).
Por ello, puede decirse que, de alguna manera, su prolija producción bibliográfica sobre la España medieval y libros de memorias se fraguó a la sombra de dicha cautivadora imagen. Así, el libro ‘Anecdotario político’ tiene la siguiente dedicatoria (Ed. Planeta, 1972): “A la ciudad de Ávila, cuna y sepultura de los míos, en agradecimiento por la confianza que a ellos y a nosotros ha otorgado durante largas décadas”. Querencia que recuerda en una entrevista dada un año antes de fallecer:
“Yo quiero mucho a Ávila; fíjense ustedes que de Madrid a Ávila, cuando yo era niño, se tardaban cinco horas en tren y ponían unas cosas de hoja de lata con agua caliente para que no se helaran los pies. Todo esto es la prehistoria. Pero aquí tenía que la llegada a Ávila era la libertad, porque Madrid era el Colegio, la Universidad, las oposiciones, el trabajo. Ávila era la vida alegre, la chiquillada, se paseaba por los alrededores de la estatua de Santa Teresa que estaba en el Mercado Grande” (DAV, 19/08/1983).
Claro que no basta con sentirse orgulloso de ser abulense para merecer tan alta estima como la brindada a Claudio Sánchez-Albornoz, sino que es preciso engarzar esa vanidad con un proyecto de vida en el que apoyar el engrandecimiento de Ávila que se predica.
Pues bien, adentrados en su rica biografía, observamos que la misma ha sido escrita con profusión de datos a golpe de noticias sobre su persona y otros acontecimientos sucedidos a lo largo de los años, los cuales han llenado páginas y páginas en periódicos, lo mismo que otras publicaciones han recogido sabrosos pensamientos y recuerdos de su vida.
Ciertamente, son numerosos los testimonios propios y hemerográficos que han reseñado gran parte del itinerario de su existencia, dando cuenta de éxitos y fracasos, alabanzas y críticas y, por encima de ello, de la desbordante valía de un hombre que decía de sí mismo ser: “Católico, liberal, demócrata y republicano como me he definido muchas veces, no encajo en ninguna de las grandes falanges que se disputan el dominio espiritual y político de España. Estorbo, además, a los intelectuales que entusiastas y hasta devotísimos franquistas otrora, con frecuencia han evolucionado en su pro personal, detestan a este viejísimo Quijote del Río de la Plata y le cierran los centros donde ellos caciquean” (Postrimerías, 1981).
La conferencia por parte del cronista oficial de Ávila, Jesús María Sanchidrián Gallego, tendrá lugar el martes 23 en la clausura de la Feria del Libro (18 horas).