POR MANUEL PELÁEZ DEL ROSAL, CRONISTA OFICIAL DE PRIEGO DE CÓRDOBA
Celebrar un Congreso en plena canícula podría parecer temerario, porque los sabios –quiero decir los ilustrados ponentes y comunicantes- suelen huir del calor. Pero en esta ocasión la calidad humana de los participantes ha hecho no solo posible sino también necesario que en dos ciudades hermanadas artísticamente, Baeza, por lo que respecta al Renacimiento, y Priego de Córdoba, por lo que atañe al Barroco, hayan sido las sedes de un Congreso Internacional, bajo la rúbrica de “El Franciscanismo: identidad y poder”. La Universidad Internacional de Andalucía y la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos han sido las dos entidades que de común acuerdo han planificado este evento cultural con amplitud de miras y mejores resultados.
No es la primera vez que Baeza y Priego han ido juntas de la mano en lances de esta índole, pues ya en el año 1983, la Universidad de Córdoba y la Junta de Andalucía organizaron un Curso de Verano sobre temática singular en ambas poblaciones, aunque cada una por su lado, con efectos sorprendentes. Han pasado más de treinta años y la experiencia cosechada ha contribuido a su éxito. Los medios audiovisuales y las redes sociales potencian ahora esta clase de acontecimientos y su desarrollo tiene mayor alcance y resonancia.
El Palacio de Jabalquinto de Baeza y el antiguo Convento de San Francisco de Priego de Córdoba, recientemente restaurado y transformado en Hospedería, han sido los dos edificios que han prestado su intendencia a los organizadores para celebrar las sesiones de trabajo, a cargo de una decena de ponentes y medio centenar de comunicantes, procedentes de universidades y centros de investigación de Córdoba, Granada, Jaén, Sevilla, Málaga, Madrid, Murcia, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Alicante, Valladolid (España), Lisboa, Braga, Évora, Oporto, Coimbra y Funchal (Portugal), México, Oaxaca y Guanajuato (Méjico), y Paraíba, Bahía, Pará, Río y Alagoas (Brasil). Pasar revista a todas y cada una de las intervenciones excede del propósito de esta crónica, pero quede aquí constancia del compromiso de la edición de las actas por parte de la UNIA, según manifestación de su rector, Eugenio Domínguez Vílchez, en el acto de apertura, que permitirá el avance y el debate científico.
Un Congreso que se precie no puede excluir otras actividades que deben ir paralelas: la visita guiada de la ciudad y la celebración de actos musicales. Los monumentos de Baeza y Priego fueron admirados en su recorrido, con doctas explicaciones de su funcionalidad, y dos conciertos, uno a cargo del tenor Eugenio Jiménez y el pianista Josu Okiñena, y otro ofrecido por los alumnos del Conservatorio Elemental de Música de Priego de Córdoba hicieron la delicia del público concurrente. Como contrapunto de estos dos actos, la joven Narmi Pimentel Mendoza, alumna del Colegio Gabriela Mistral de Oaxaca, ataviada ricamente con un hupil y guaraches de cuero, y aretes, collares y pulseras multicolor, interpretó el bailable La Flor de Piña de la región de Tuxtepec.
Los objetivos generales y específicos del Congreso, que cubrió el total de las plazas ofertadas, se alcanzaron sobradamente, siendo su balance totalmente a favor.
Como expresó el director del Congreso, veterano en estas lides, la convocatoria ha servido para difundir los valores permanentes del franciscanismo cultural, como la paz, la convivencia, la amistad, el saber y el respeto, que propician que los pueblos progresen y la democracia se consolide.