POR JUAN INFANTE MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPEÑAS DE JAÉN (JAÉN).
Mi primer contacto con los balnearios se remonta a principios de los años sesenta, acompañando a mis padres a “tomar las aguas” en Marmolejo. Recuerdo llevar al balneario un vaso, protegido con una curiosa funda de mimbre, que me llenaban varias veces al día en una de las fuentes que decían que eran indicadas para niños. Sesenta años después, tras mi jubilación, y dentro del programa de termalismo del Imserso, he vuelto, de nuevo, a un balneario. Me han adjudicado el de Leana, en Murcia, uno de los balnearios más antiguos de España, que tiene su origen en la época romana y que atribuía sus propiedades terapéuticas a ninfas y divinidades. Sus aguas emergen a una temperatura constante de cincuenta y dos grados y está recomendado para “dolencias reumáticas, respiratorias y estados nerviosos”. En este balneario, al igual que ocurría en la mayoría, fueron las capas más altas de la sociedad las que disfrutaron de sus baños y sus hoteles; en él pasaron varias temporadas el rey Alfonso XIII y el presidente del Gobierno, Antonio Maura, celebrándose varios consejos de ministros. Afortunadamente, en la actualidad, y gracias a los programas de termalismo se ha conseguido la democratización de estos servicios. Estancias de diez o doce días, con baños, hotel y pensión completa, se pueden realizar por una asumible cantidad de dinero.
Los balnearios de Jaén: Jabalcuz, Marmolejo, Martos y Frailes, al igual que los del resto de España vivieron su época dorada en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, llegando a captar un cuarenta por ciento del total de los bañistas andaluces. En la actualidad, en la provincia de Jaén, y dentro del programa de termalismo, sólo participa el balneario de Canena. Además de los beneficios para la salud, con visita médica incluida, estas estancias permiten la socialización de personas que se trasladan desde distintos puntos de España, siendo una excelente alternativa para la soledad no deseada. Tras la experiencia vivida: piscinas de relajación e hidromasaje, una comida más que aceptable y agradables tertulias, puedo asegurar que repetiré la experiencia.
fuente: https://www.diariojaen.es/opinion/articulistas/balnearios-YM9068463