POR MIGUEL GALLEGO ZAPATA, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE SAN JAVIER (MURCIA)

Si no estoy equivocado, el año próximo se cumplirán setenta años de la llegada de la Banda de Música a la Academia General del Aire de San Javier, a la que todos los Coroneles la tuvieron como su ojo derecho y cedieron siempre generosamente para actuar en conciertos de carácter benéfico.

No se trata de la historia de la Banda (Don Rafael Mellado, en su historia 50 años de la Academia General del Aire), hace algo insuperable, solo recordaremos que la componían sesenta músicos de diversas graduaciones.

Yo me voy a referir a las relaciones afectivas entre San Javier y los músicos, aunque no podemos obviar que la Banda, que, dicho sea de paso, es una de las mejores de España, durante estos setenta años y, con el mayor agrado de sus componentes, ha estado en todos y cada uno de los acontecimientos que se han celebrado en nuestro municipio, que han sido muchos e importantes.

Han alegrado nuestras calles durante las fiestas con sus pasacalles, han amenizado muchos de nuestros festejos, nos han deleitado con sus grandiosos conciertos que cada año esperamos con verdadera ansiedad, unas veces en la Plaza y últimamente en el recinto del Centro Cívico del Parque de Almansa, han actuado en nuestro Auditorio y en el Templo Parroquial, en esas ofrendas al Santo de cada año, han actuado en nuestro Cementerio en homenaje a los Caídos.

Han amenizado las tradicionales fiestas del Corpus de Santiago de La Ribera como solo ellos saben hacerlo, han dado conciertos en sus calles y en sus centros cívicos y, para qué decir, de las Juras de Bandera en la Explanada de Barnuevo, con el Mar Menor de fondo y en la Plaza de España, en las que con sus marchas marciales nos hicieron vibrar de emoción. ¡Yo diría que no se concibe San Javier sin “su” Banda, ni la Banda sin San Javier.

Han ido pasando a lo largo de estos años legiones de músicos, procedentes de los más diversos lugares, gente preparada que le ha dado realce a nuestro municipio, muchos hicieron aquí familia, aquí estudiaron sus hijos, muchos con carreras brillantes y aquí se afincaron y aquí permanecen y disfrutan de sus retiros y hasta de sus nietos…

Algunos de ellos, la mayoría jóvenes, crearon orquestas que nos alegraron nuestra juventud y nuestra madurez, otros apoyaron a las masas corales, otros, auténticos profesores, impartieron clases particulares de música, incluso tocaron el armonio con los coros parroquiales en la iglesia de Santiago de La Ribera.

Hace poco comentaba con mi amigo Paco Peñalver, un entusiasta de la música, especialmente de la zarzuela que, por su condición de funcionario de la Academia estuvo siempre muy en contacto con músicos de todas las épocas, incluso, ahora es vecino de algunos que viven en su mismo Barrio, que, quizá no hemos estado a la altura, y no hemos sabido apreciar lo que nuestra banda, ”porque es nuestra” y sus grandes músicos ha representado para nosotros estos setenta años, en los que en tantos momentos nos llegaron a emocionar.

Fueron, y siguen siendo nuestros amigos y San Javier les tuvo siempre como sus vecinos más distinguidos. Nos sentimos orgullosos de tenerles como cosa propia y que paseen el nombre de San Javier por esos mundos, ¡si, por esos mundos!.